_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ideas

JOSÉ F. DE LA SOTASegún el profesor Thomas Mermall, catedrático emérito de Literatura Española en la Universidad de Nueva York, George Bush es incapaz de formular una frase coherente en su propio idioma, mientras que Al Gore trata de ocultar su inteligencia para no parecer un hombre con ideas. Da pavor que haya tantos ciudadanos (no sólo norteamericanos) que le tengan más miedo a una idea que a un pitbull sin bozal. Ciudadanos dispuestos a ponerles mordaza a las palabras, bozal a las ideas a poco que les ladre cualquier descerebrado desde un púlpito o desde una cadena de televisión.

Thomas Mermall pudo hablar la semana pasada en Madrid y expresar libremente sus ideas en un congreso sobre el filósofo José Ortega y Gasset. Hace setenta años Ortega publicaba La rebelión de las masas, uno de sus ensayos más polémicos y también más brillantes. Piensa Mermall que Ortega acertó en su diagnóstico. Dice que el tiempo inexorable, con la valiosa ayuda de la televisión y el apoyo constante del sistema educativo, ha demostrado que el filósofo no se equivocaba en su diagnóstico y que su "hombre masa" de los años treinta es el "idiota especializado" de hoy. Quizás el mismo idiota que se aleja del viejo siglo veinte a lomos de un patinete de diseño. Los bancos, siempre atentos a las demandas de la sociedad, este invierno regalan patinetes en lugar de valijas irrompibles o de hornos microondas, tomen nota.

Mientras el venerable profesor emérito reflexionaba sobre las ideas del filósofo madrileño y tal vez sobre los patinetes de última generación, alguien planificaba el crimen de un antiguo ministro socialista. Solo o en compañía de otros acababa con él en un garaje. Un trabajo sencillo, mucho más que acabar con sus ideas. Pero, desengañémonos, ni al antiguo ministro socialista, ni al modesto concejal popular, ni al empresario de pastelería que jamás leyó a Ortega, ni al chófer del coronel ni al coronel, ni al parado que pasaba por allí con el Marca debajo del brazo les han matado o les van a matar por sus ideas. ¿Qué ideas? Lo que menos le importa al verdugo son las ideas de sus víctimas. Si lograse entenderlas moriría.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_