Cantabria gana en los tribunales los 10.500 millones de impuestos de la herencia de Botín
Cantabria ganó ayer la batalla que libraba con Madrid por los impuestos sobre la herencia del financiero Emilio Botín Sanz de Sautuola, antiguo presidente del Banco Santander y padre del actual copresidente del BSCH. La Audiencia Nacional ha decidido que la comunidad cántabra se quede con los 10.500 millones de pesetas del impuesto de sucesiones sobre la herencia del banquero. Madrid reivindicaba este dinero porque Botín estaba empadronado en esa comunidad. Pero el banquero tenía su residencia habitual en Cantabria, y este hecho se ha juzgado determinante.
Pugna entre comunidades
Botín, presidente del Banco Santander entre 1930 y 1986, falleció en Cantabria en la primavera de 1993. Sus herederos ingresaron en la Hacienda autonómica algo más de 6.000 millones de pesetas por el impuesto sobre sucesiones y donaciones. Varias liquidaciones incrementaron esta cantidad hasta unos 10.500 millones, según fuentes del Gobierno regional citadas por Efe. La gran perjudicada por la decisión de la Audiencia Nacional es la Comunidad de Madrid, que también aspiraba a ese dinero, y ya ha anunciado su propósito de recurrir ante el Tribunal Supremo.En 1998, la Comunidad de Madrid rechazó una resolución del Tribunal Económico Administrativo Central que adjudicaba el impuesto a Cantabria. Era allí donde el matrimonio Botín tenía su residencia habitual. Madrid alegaba que, antes de morir, el presidente del Banco de Santander había tramitado su última declaración de la renta en la capital del Estado y que eso se debía tener en cuenta para liquidar el impuesto.
Se inició entonces la disputa de la herencia por ambas administraciones. Desde el primer momento, los herederos pretendieron beneficiar a Cantabria, su tierra de origen. El entonces presidente de la comunidad autónoma, Juan Hormaechea, pactó con ellos la liquidación en Santander del impuesto en metálico, aceptando la cantidad que figuraba en la declaración: 6.023 millones, según el Diario Montañés, que adelantaba ayer la información. Para el Gobierno autónomico, los beneficios derivados de la herencia, un 7% de los últimos presupuestos autonómicos, constituyeron un considerable alivio. Madrid no tardó en emprender la disputa por el capital con la esperanza de verlo ingresado en sus arcas.
Cantabria reaccionó con la presentación de un recurso ante el Tribunal Económico Administrativo Central y éste falló a su favor. El paso inmediato de la Comunidad de Madrid fue recurrir ante la Audiencia Nacional, que da ahora la razón a Cantabria y mantiene en sus arcas el colosal gravamen.
La Audiencia Nacional parece haber tenido en cuenta los mismos fundamentos del caso del financiero asturiano Pedro Masaveu, que falleció el mismo año que Botín. Madrid y Asturias eran las que se disputaban su legado, que finalmente ha correspondido a Asturias.
Las huellas de la residencia
Los Gobiernos de Cantabria y de Madrid han recurrido a todo tipo de pruebas para demostrar que Botín y su esposa eran residentes de sus respectivas comunidades. Entre las evidencias que presentó el Gobierno de Cantabria (siempre ayudado por la familia de Botín) figuran facturas de laboratorios y servicios médicos de Santander. También se han considerado relevantes los testimonios del mayordomo del banquero, de su familia, de su médico particular e incluso del sacerdote al que acudía. Todo para demostrar que Botín era hijo de Cantabria.Tampoco la Comunidad de Madrid se quedó atrás en la búsqueda de pruebas. El Gobierno autonómico llegó a contratar a detectives privados para recabar toda la información necesaria que vinculase a Botín con la vida madrileña. El banquero y su esposa estaban empadronados en el municipio madrileño de Pozuelo de Alarcón desde 1986, aunque su domicilio habitual estaba en Santander.
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