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MONUMENTAL DE MÉXICO

Las orejas de los mansos

Esta accidentada corrida duró tres horas y cuarenta y cinco minutos por una tormenta que azotó a partir del segundo toro.La persistencia da buenos resultados y, a base de insistir y utilizar sus recursos técnicos, El Tato logró hacer que un inválido le embistiera. A este astado, que hacía quinto, lo saludó con aseadas verónicas. Al tratar de muletearlo, el adversario empezó probón y se quedaba corto. El diestro no se desesperó y, dándole distancia, lo siguió consintiendo hasta que el manso se fijó en el engaño; luego hizo medio recorrido y acabó por hacer el viaje completo. En ese momento, El Tato lo embarcó y, sin quitarle la muleta, inició su increíble faena con pases de trazo más largo y acabó ligando redondos y naturales. Dejó el acero hasta los gavilanes.

Lucas / Olmo, Tato, Gutiérrez; Cartagena

Toros de San Lucas en busca de cartel: 1º, 2º y 3º chicos; resto, justos. Débiles, descastados y mansos. Un toro despuntado para rejoneo de Villar del Águila.Mario del Olmo: división en los dos. El Tato: palmas y sale al tercio; oreja. Alfredo Gutiérrez: petición y salida al tercio; oreja. El rejoneador Andy Cartagena: aplausos. Monumental Plaza México, 20 de noviembre. Corrida de aniversario de la revolución mexicana. Casi media entrada.

El tardo segundo tres veces escupió la puya, por lo que debió ser devuelto. El Tato, pese a que se enfrentó al calamocheo y al diluvio, le aguantó templados redondos, pero no pudo continuar porque el toro se resbalaba.

Con quietud capoteó Alfredo Gutiérrez al áspero último. A base de estar en la cara y de aguantarle las bruscas arrancadas, le enjaretó apresurados naturales. Los derrotes le rozaban la taleguilla, pero el joven espada no se inmutó y siguió batallando con la fiereza del ejemplar. Un estoconazo le hizo rodar sin puntilla.

El tercero, un ratón, se corrió bajo la fuerte lluvia y Gutiérrez sólo tuvo detalles pues el burel se resbaló infinidad de veces con lo fangoso del piso.

La voluntad de Mario del Olmo se estrelló ante el bronco primero. Al cuarto, que desarrolló peligro, le toreó series de limpios naturales.

Por el estado del ruedo, Andy Cartagena sólo rejoneó a su primero. En los rejones de castigo y en los de muerte anduvo desacertado pero emocionó con tres espectaculares largas al quiebro, los rocetes y la banderilla de violín.

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