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La I + D desde la Lonja

Para bien o para mal, el tiempo lo dirá, Terra Mítica, la Ciudad de las Ciencias, etcétera... son decisiones todas ellas de un Gobierno que ha optado por impulsar una economía orientada a sectores relacionados con el ocio y no por otras -y las cifras cantan- como el desarrollo tecnológico y la innovación. Con las dimensiones y posibilidades de una Comunidad como la valenciana no es legítimo, ni siquiera inteligente, aspirar a todo.Sin embargo, el mensaje del nuestro gobierno autónomo es triunfalista. A Zaplana no le tembló la voz, en La Lonja, en el acto de los Premios Jaime I, donde tras reconocer que "para entrar definitivamente en la senda del progreso, hemos de esforzarnos por corregir el acusado desequilibrio territorial del I+D", no dudó en ponerse al frente de la manifestación. Dijo nuestro presidente, como si la I+D valenciana hubiera recibido una atención de su Gobierno tan sólida como, digamos Terra Mítica, que denuncia en los foros europeos la "injusta situación", consistente en que los principales focos de investigación científica y técnica se hayan concentrado, hasta ahora, al norte del territorio de la Unión Europea, y esta situación tiende a ser perpetuada por la regla de la transnacionalidad que impera en las convocatorias de programas científicos. Por ello, el presidente considera que "es necesario impulsar una nueva política de investigación europea, que preste mayor atención a los equipos de excelencia de los países periféricos". El discurso no dio para preguntarse, si tales equipos existen por estos lares, ni lo que se ha hecho para que pudieran surgir en compatibilidad con las inversiones en grandes instalaciones lúdicas, ni siquiera por las razones de los noreuropeos para tomar las decisiones políticas que ahora añoramos.

Bruselas, con razón, no hace sino irritarse con este tipo de discurso, ya que año tras año, la UE ha derramado cientos de millones en infraestructuras científicas en regiones Objetivo 1, otra cosa es como las hayamos complementado y aprovechado. La existencia de una política de I+D, en el norte de Europa, no es un mero acto de la voluntad, sino el resultado de una cultura colectiva, que no se hace a golpes de decreto de reparto territorial. Ya que los recursos son limitados, si se opta por un museo científico es complicado aspirar también a tener centros tecnológicos solventes. Algo de esto debía barruntarse el presidente cuando reconoció: "Es cierto que algunas características de nuestro tejido industrial, como el tamaño de las empresas o su insuficiente internacionalización, nos separan de otras naciones, en las que la dedicación a la investigación y el desarrollo tecnológico es consustancial a la actividad productiva". Frase ésta que además de contradecir su calurosa reivindicación, está en la línea de ignorar todo lo que se pueda aportar desde la Universidad, aunque éste es otro debate.

Sin embargo, el discurso de la Lonja estaba preparado para superar toda contradicción que el oyente pudiera detectar y así se afirmó que: "En todo caso, es posible convertir nuestra deficiencia en ventaja. Accedemos con retraso al desarrollo tecnológico, pero ello nos permite aprender de la experiencia de quienes fueron pionero". El providencialismo no es bueno en planificación y ello hizo que el estrambote no tuviera desperdicio: "Hoy estamos a tiempo de alcanzar la primera fila del progreso". La pregunta es obligada, ¿cómo hacerlo?

Al final, uno, que por profesión tiene que pelear con todo fondo de I+D existente, sea comunitario, nacional, autonómico o de empresa privada, al tiempo que es un obligado conocedor de las políticas pasadas presentes y previstas de I+D en Valencia, se quedó mirando con envidia al otro lado del Cenia, donde el mismo día de la palabrería de la Lonja, Telefónica, Ericsson y Hewlett Packard anunciaban la instalación en Cataluña de un nuevo centro de desarrollo de aplicaciones para la telefonía móvil de tercera generación (140 investigadores y colaboración con empresas catalanas para el desarrollo de aplicaciones específicas). La Generalidad "con un porcentaje simbólico" y abierto a ayuntamientos y universidades. Por ahí anda, también "La Caixa", que con Servicaixa es actualmente líder en la venta de entradas de espectáculos, con el 60% del aforo del país.

Esperemos que dentro de unos años podamos reservar entradas para nuestros centros de ocio, utilizando tecnología de I+D catalana, ya que ello significara que lo inaugurado en Valencia estos últimos meses habrá funcionado, al tiempo que nuestros ingenieros habrán podido hacer algo de I+D sin emigrar demasiado lejos.

Será un triste consuelo, pues visto lo visto, la innovación tecnológica seguirá ubicada en otras latitudes europeas y el discurso de la Lonja en el catálogo de lo que no debe decirse en un sano ejercicio de coherencia. En todo caso, si estamos ante un cambio de acción política, nunca es tarde para rectificar.

Gregorio Martín es director del Instituto de Robótica de la Universidad de Valencia.

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