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Crítica:ÉTNICO - CHEIKH LÔ
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El jeque africano

Llama la atención su aspecto: una largas trenzas al estilo rasta jamaicano y ese medallón colgando del cuello con un viejo retrato plastificado del profeta de los baye fall. Pronto la música se convierte en el único foco de atención: Cheikh Lô es africano, pero sobre todo original y brillante.No es una música complaciente la que hace este hombre nacido en "la tierra de los hombre íntegros". Más bien sinuosa y ondulante, de requiebros inesperados. Con una fuerte propensión melódica y una pulsión rítmica estimulante. Hay rastros de soul, rhythm and blues, mbalax, reggae, son y hasta un suspiro de flamenco.

En cada una de las canciones, Cheikh Lô altera las proporciones de los ingredientes y añade su impronta. Además, su voz no se parece a la de ninguno de los grandes cantantes de Senegal.

Cheikh Lô

Cheikh Lô (voz y guitarra), Oumar Sow (guitarra), Samba N'Dokh M'Baye (tama), Badara N'Diaye (batería), Joseph Leon Dia (teclados), Pathé Jassy (bajo), Thio M'Baye (percusión) y Seydou Koite (Saxo). Galileo Galilei. Madrid, 18 de noviembre.

Un concierto que fue creciendo en intensidad a partir de una eficaz secuencia de canciones. Entre otras las que dan título a sus dos discos -producidos ambos por Youssou N'Dour-, Né la thiass, escrita en París cuando era un emigrante ilegal, y Bambay gueej, dedicada a su profeta. Con una banda cada vez más sincronizada con el jeque y esos espeluznantes ritmos partidos que insinúan los tambores tama y sabar.

En directo el resultado es aún mejor que en las grabaciones. Tocaron un monumental Bambay gueej, por el que planeaba el espíritu de James Brown, con un saxo fraseando a lo Pee Wee Ellis -su antiguo saxofonista y arreglista-, antes de adentrarse en una poderosa adaptación de la popular guajira del cubano Portabales, El carretero, con una letra en wolof que habla de los que duermen en las calles.

El senegalés ejerció un rato de improvisado timbalero y al final se sentó ante la batería recordando viejos tiempos. Antes había cantado Guiss guiss, un agradecimiento a su guía espiritual sobre una base de lo más terrenal, y un reggae a lo Marley y los Wailers. Un músico tremendo este Lô (Cheikh).

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