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¿Qué pasa con el AVE, María?

"¿Qué pasa con el AVE, María?", le preguntó una mujer mayor a su compañera. "Pues ya sabes", respondió la otra, "el uno por el otro, la casa sin barrer". Las dos mujeres resumían así la situación de continua incertidumbre que viven los vecinos del barrio barcelonés de la Sagrera por las noticias que van goteando, un día sí y otro también, sobre el proyecto de la estación del tren de alta velocidad (AVE) en la zona.El diálogo de las vecinas tuvo lugar en el centro cívico La Sagrera, donde la noche del viernes el alcalde de Barcelona, Joan Clos, presidió una cena con motivo de la fiesta mayor del barrio. El consistorio barcelonés tiene clara su postura respecto a la estación del AVE y a la reestructuración de los equipamientos y servicios urbanos para la Sagrera. Por tanto, Clos habló de "nuevos espacios", de "crecimiento de la ciudad hacia el litoral y el norte" y de una "nueva economía" que convertirá a la Barcelona de 2004 en el paladín de las nuevas tecnologías. Pero ¿estará todo listo para ese año?, se preguntaron los vecinos. Tras una frugal cena, servida en platos y vasos de plástico, Clos expuso al auditorio cuál es la situación actual de las negociaciones entre las diferentes administraciones competentes en las obras de urbanización de la estación: Ministerio de Fomento, Gobierno catalán y Ayuntamiento. El alcalde jugó con la metáfora de un pulso de fuerza. "Estamos bien encaminados, pero falta tumbar el puño", comentó en alusión a la voluntad del Ayuntamiento de convencer al resto de las administraciones de la idoneidad de su proyecto. "Trabajamos no sólo por el futuro de la Sagrera, sino por el de Barcelona", y acto seguido mencionó las grandes inversiones que se están llevando a cabo en la ciudad para encarar el siglo XXI: el Fòrum 2004, el nuevo barrio BCN22@ en Poblenou y las futuras obras en Sant Andreu vinculadas al AVE.

El alcalde supo sacar una sonrisa de complicidad a los comensales al decirles que ya Ildefons Cerdà, el urbanista que concibió la Teoría general de la urbanización en 1867 y que diseño el Eixample de la Barcelona del siglo XIX, "había previsto el centro de Barcelona en la plaza de las Glòries Catalanes, y para ello esta zona ha de florecer, y lo hará con la estación".

Transformar antiguas fábricas en desuso en oficinas y dotar al barrio de nuevos equipamientos -130.000 metros cuadrados de oficinas y 1.350 pisos- es una cuestión que a José Barbero, secretario de la Plataforma 2004, organización que agrupa a instituciones cívicas del barrio, le suena repetitivo. "Tras 15 años de previsión de que la estación de la Sagrera tendría que dar una nueva actividad económica y cívica al barrio, no nos conformaremos con un modelo parecido al de la estación de Sants", dijo.

La Asociación de Vecinos contempla la llegada del AVE como la oportunidad del "ahora o nunca" para transformar el barrio. Oleguer Méndez, presidente de la asociación, destaca: "Ésta es la ocasión para encarar el barrio hacia el futuro, y si las obras que solicitamos no pueden realizarse para el año 2004, que se hagan más tarde, pero que se hagan".

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