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Investigadores de la UPC diseñarán la nueva generación de chips de Compaq

La guerra abierta por captar los mejores cerebros de la tecnología no sólo se libra entre empresas. Los investigadores de las universidades también se han convertido en objeto de deseo. El gigante informático Compaq ha hecho sonar sus cantos de sirena desde el otro lado del Atlántico en los oídos de Toni Juan y Roger Espasa, dos treintañeros catalanes con un entusiasmo por las tripas de los diminutos microchips sólo apto para tecnólogos. Juan y Espasa lideran el equipo de seis ingenieros informáticos de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) que ha empezado a trabajar en Barcelona en el desarrollo de las nuevas generaciones de microprocesadores Alpha, un tipo de chip de gran velocidad que no se utiliza para los ordenadores de uso doméstico, sino en las computadoras de gran envergadura que se utilizan para servidores y redes, el descifrado de genomas y proteomas, extensas bases de datos y el comercio electrónico.

La multinacional ha financiado -con cien millones de pesetas este primer año- la puesta en marcha de un laboratorio de investigación y desarrollo en Barcelona, a pocos metros de la UPC, como fruto de la firma de un convenio.

En este centro, el único dedicado a la arquitecutra de computadores que Compaq tiene fuera de Estados Unidos, el equipo de ingenieros catalanes trabaja en conexión directa con la veintena de investigadores de su laboratorio hermano en EE UU como si compartieran un mismo espacio físico, pese a la oceánica distancia.

"Todos podemos acceder a la misma documentación de Compaq y al simulador virtual que hemos desarrollado", un programa de software que permite trabajar sobre cómo serán los chips dentro de siete años, explican Juan y Espasa. Cada miércoles, el equipo de Barcelona se reúne virtualmente con Joel Emer y su equipo de Massachussetts, mediante videoconferencia.

Compaq lanzó su iniciativa después de intentar en vano retenerles en su división de investigación en Estados Unidos, donde los dos profesores de la Politécnica habían pasado un año estudiando la tecnología de la empresa y posibles aportaciones a los microchips del futuro. Los dos jóvenes son parte de los 63 profesores que se han acogido al plan de movilidad puesto en marcha por la UPC hace dos años para promover los intercambios de experiencias y conocimientos.

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