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Rusia lanza granadas cerca del 'Kursk' para alejar a submarinos espía

Vladímir Navrotski, portavoz de la flota del Norte rusa, ha confirmado las afirmaciones de sismólogos noruegos de que se han producido unas 40 explosiones submarinas en el área próxima al naufragio, el 12 de agosto, del submarino nuclear Kursk. Se trata, dijo, de un lanzamiento de granadas destinado a proteger al propio sumergible y al crucero Pedro el Grande, anclado en la zona del accidente. Navrotski añadió que no supone ningún riesgo ni para el sumergible ni para sus dos reactores nucleares ni para el equilibrio medioambiental de esta zona del mar de Barents. La explicación no impidió que se generalizase la opinión de que el objetivo real era alejar a los submarinos extranjeros que pretendan acercarse al Kursk, ya sea para robar sus secretos o para eliminar las huellas del supuesto choque con un sumergible de la Alianza Atlántica.

La comisión gubernamental rusa aún no ha llegado a una conclusión definitiva sobre las causas de la catástrofe (que se cobró la vida de los 118 tripulantes), pero el 8 de noviembre presentó como más probable la "colisión con un objeto submarino".

Viacheslav Popov, jefe de la flota del Norte, aseguró ayer que el material acumulado aumenta la probabilidad de que se confirme una de las hipótesis, presumiblemente la colisión con un sumergible. No obstante, añadió, se trabaja también con otras dos: explosión interna y choque con una mina de la II Guerra Mundial.

Lo que, según él, puede descartarse es que el accidente se produjera al chocar el Kursk con un navío ruso (submarino o de superficie) o con un torpedo disparado por alguno de los barcos que participaban en la maniobra.

Navrotski destacó el derecho de Rusia a proteger sus naves de minas antiguas o "posibles grupos subversivos". Alexandr Nikitin, un ex oficial de la flota del Norte perseguido judicialmente durante años por revelar detalles de la contaminación provocada por los submarinos atómicos, hizo notar que estos lanzamientos se suelen hacer únicamente "en aguas neutrales o potencialmente enemigas".

En su opinión, los secretos del Kursk están ya a buen recaudo tras la reciente operación de rescate (que permitió la recuperación de 12 cadáveres y varias notas de los marinos), y resulta ridículo pensar que alguien vaya a robar el submarino.

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