ETA planeó secuestrar a un constructor de Zaragoza el verano pasado

ETA planeó el pasado verano secuestrar a un empresario de la construcción de Zaragoza y montar una infraestructura estable en esa ciudad, según se desprende de la declaración judicial hecha por Ainara Esteran Cruz, miembro del comando Madrid detenida el pasado día 7 en Madrid cuando intentaba pedir asilo político en la embajada de Cuba. Esteran logró huir de Zaragoza cuando en julio fueron arrestados sus compañeros Aitor Lorente y David Pla.

Durante el interrogatorio judicial al que fue sometido, la presunta activista señaló que el comando establecido en Zaragoza sólo tenía como misión recoger información para futuros atentados, así como establecer una infraestructura estable en la ciudad. Esteran Cruz, antigua militante de Jarrai cuyas huellas dactilares fueron halladas en el piso que reventó la policía en la calle del Doctor Iranzo, relató que durante su estancia en la capital aragonesa organizaban el trabajo de forma metódica: cada día, en horario de mañana y tarde, salían a la calle a recoger información sobre distintos objetivos, y, al finalizar la jornada, elaboraban fichas con la datos obtenidos.Entre las futuras víctimas figuraban, según publicó ayer El Periódico de Aragón, varios empresarios, además del constructor. El comando había hecho un minucioso estudio de los lugares de trabajo, de los horarios de entrada y salida e incluso de los lugares por donde se movían. También habían recogido información sobre siete dependencias del Cuerpo Nacional de Policía de Zaragoza.

Por otra parte, el director general de la Policía, Juan Cotino, reveló ayer, en declaraciones a Radio Nacional de España, que los dos miembros del comando Andalucía Harriet Iragi y Jon Igor Solana, detenidos el 16 de octubre en Sevilla tras asesinar al doctor Antonio Muñoz Cariñanos, iban a celebrar el atentado viendo un película en un cine situado a sólo tres manzanas del lugar del crimen. Cotino, que recordó que esos mismos etarras ya "celebraron" el asesinato del fiscal jefe de Andalucía, Luis Portero, cenando una lubina en un restaurante, considera que estas celebraciones ponen de manifiesto que "personas de 23 años que festejan un crimen tienen el diablo dentro". "Hay un odio y una forma de entender la vida", añadió Cotino, "muy distinta al resto de los ciudadanos, porque estas personas están inducidas al crimen, y el problema es que hay muchos jóvenes". Según el director de la Policía, el denominador común de la nueva ETA son "jóvenes procedentes de Jarrai y de la kale borroka que quieren ser redentores de algo, sin saber muy bien de qué".

Asesinato de Buesa

El presunto miembro del comando Vizcaya Asier Karreras aparcó su coche en el mismo lugar donde horas después estalló el coche bomba que acabó con la vida del portavoz del Grupo Socialista en el Parlamento vasco, Fernando Buesa, y de su escolta, Jorge Díez, el pasado 22 de febrero, según fuentes de la lucha antiterrorista. En su declaración ante la policía, el pasado martes, el propio Karreras señaló que también fue él quien accionó el mando a distancia que activó el artefacto. Karreras habría estacionado su vehículo para asegurarse de que el coche con el explosivo pudiera ubicarse en el lugar elegido para el atentado. El turismo del presunto etarra, un Ford Fiesta azul con matrícula de Navarra, aparece en unas imágenes captadas durante la concentración de un centenar de profesores y alumnos del campus de Vitoria que tuvo lugar horas antes del atentado en repulsa por los actos vandálicos y coacciones contra el director de la Escuela de Ingeniería Técnica de Vitoria. Por otra parte, el PP denunció ayer la aparición de pintadas en Irún contra este partido y contra Borja Semper, uno de sus concejales en esta localidad guipuzcoana, en las que se les tacha de "carceleros" y "asesinos". En un comunicado, Semper señala que estas pintadas "son una expresión más de la intolerancia y el fanatismo de quienes no admiten que en este país se pueda pensar y actuar libremente". "Toda esta campaña de acoso, amenazas e intimidaciones es un intento de limpieza ideológica propia de unos fascistas totalitarios incapaces de cualquier asomo de tolerancia y respeto a cualquier derecho elemental", destaca Semper.