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Siria y Líbano, ausentes de la Conferencia Euromediterránea

Chirac, al frente

Contra viento y marea, Francia ha logrado que hoy y mañana se celebre en Marsella la cuarta Conferencia Euromediterránea. Al final, el bloque árabe no participará en pleno, pues Siria y Líbano han decidido no enviar a sus ministros de Asuntos Exteriores en protesta por la presencia de Israel.Tampoco asistirá Libia, aunque Trípoli tiene sólo, desde abril de 1999, estatuto de observador en este foro de cooperación política, económica y cultural, nacido en noviembre de 1995 en Barcelona bajo iniciativa española y que agrupa a los 15 países de la Unión Europea (UE) con los 12 de la cuenca meridional del Mediterráneo.

"Sin duda, es el momento más difícil desde Barcelona", opina una fuente diplomática comunitaria al comentar el grave daño causado por la violencia en Palestina, que arroja ya un saldo de más de 200 muertos desde el pasado 28 de septiembre.

Para Francia, que ocupa este semestre la presidencia europea, "lo importante es que Marsella tenga lugar". "Está claro que se celebra en un clima desfavorable, pero es primordial que la cooperación euromediterránea prosiga independientemente de las actuales vicisitudes", ha declarado el ministro francés de Asuntos Exteriores, Hubert Védrine.

París quería convertir la reunión de Marsella en una cumbre de jefes de Estado, con Jacques Chirac como maestro de ceremonias, esperanzado en que para entonces Bill Clinton hubiera logrado que Ehud Barak y Yasir Arafat resolvieran el litigio, incluida la cuestión de la capitalidad de Jerusalén, y que el veterano líder de la OLP fuera recibido como presidente del Estado palestino.La UE pretende, al margen del deterioro en Oriente Próximo, reactivar el Proceso de Barcelona, que cinco años después tiene más sombras que claros, con unos acuerdos de asociación que no logran despegar y con un cada vez más quimérico horizonte de alcanzar en el año 2010 una zona de libre comercio. A los países de la cuenca mediterránea sólo llega el 2% del total de inversiones europeas en el mundo y tampoco ellos consiguen desarrollar una cooperación interregional.

La asignatura pendiente para los Quince es el mal funcionamiento de los programas de ayuda regional y bilateral Meda. La UE comprometió 3.435 millones de euros para Meda-1, que abarca el periodo 1995-1999, pero sólo se ha ejecutado el 26% por retrasos en la gestión y la falta de capacidad de absorción de los propios beneficiarios.

Los europeos han aprobado un nuevo reglamento coherente con la reforma de la ayuda exterior formulada por la Comisión a fin de que el dinero llegue antes de los nueve años que como promedio estima Bruselas que tarda. El Ejecutivo comunitario propone que Meda-2 (2000-2006) reúna 6.700 millones de euros, cifra que Francia quiere rebajar a 5.300 teniendo en cuenta la mayor dedicación que exigirá la ayuda a los Balcanes.

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