Los demócratas acuden a los tribunales para evitar que se paralice el recuento en Florida
Un juez federal desestima la petición de los republicanos para que se deje de contabilizar votos
El ex secretario de Estado norteamericano Warren Christopher, representante del candidato demócrata Al Gore en el polémico recuento de Florida, anunció ayer que su partido se ha unido a una demanda ante los tribunales de dicho Estado para que no se paralice hoy el recuento electoral. La secretaria de Estado de Florida, partidaria de Bush, Katherine Harris, utilizando la discrecionalidad que le otorga la ley, dijo que todos los condados que no tuvieran los resultados finales para hoy a las cinco de la tarde quedarían excluidos. Chistopher calificó esta decisión de "arbitraria e irracional".
El anuncio de los demócratas llegó poco después de que un juez federal denegara ayer en Miami la petición del candidato republicano, George W. Bush, de bloquear el recuento manual de votos en varios condados de Florida. Sin embargo, la derrota no es definitiva porque, si se cumple el anuncio hecho por la secretaria de Estado de Florida, significaría una derrota automática para Al Gore. Con esa espada de Damocles, el equipo legal de Gore se unió a una demanda entablada por el condado de Volusia en los tribunales estatales para que extiendan el plazo. Poco antes de la una de la tarde, el juez federal Donald M. Middlebrooks ponía fin a la audiencia solicitada por Bush para bloquear el recuento manual con una sola palabra: "Desestimado". El magistrado aceptó que era un asunto a dirimir en los tribunales estatales y no en los federales, y desestimó los argumentos principales esgrimidos por los republicanos de que el recuento selectivo en un grupo de condados atentaba contra la primera y decimocuarta enmiendas de la Constitución, porque "no protegía de igual manera los votos de todos los habitantes de Florida", y de que carecía de fiabilidad porque se prestaba a manipulaciones humanas.
"¿Por qué va a dañar los derechos de los votantes? ¿No es cierto que las máquinas tienen un margen de error de al menos un 5%?", preguntó el juez Middlebrooks. Y continuó: "Ustedes tienen derecho a un recuento manual en otros condados, ¿lo han pedido?". Ted Olson, el principal abogado de Bush, respondió: "No, señoría, porque no nos gusta este sistema electoral, creemos que es injusto". En la sala del Tribunal Federal de Miami, el debate entre los abogados demócratas, a la izquierda del juez, y los republicanos, a su derecha, se centró en el federalismo y en el respeto al derecho a votar. "Mientras no haya un sistema electoral uniforme en todo el país, cada Estado tiene prerrogativas legales para imponer el sistema que crea conveniente", señaló el abogado de Gore, Lawrence Tribe, conocido jurista y profesor de Derecho de la Universidad de Harvard.
A menos que los republicanos decidan apelar en los tribunales federales (lo cual están sopesando, según el letrado Olson), el caso queda en la manos del Estado de Florida. Con la decisión de Harris y el cruce de demandas que han desencadenado las anomalías en las elecciones a la presidencia de Estados Unidos en este Estado gobernado por el hermano del candidato republicano, el escenario que se presenta es más bien un laberinto legal. A las querellas de ocho ciudadanos de Palm Beach por la engañosa papeleta mariposa se suma ahora la del condado de Volusia y las posibles de los otros condados que han decidido proseguir con el recuento. Eso suponiendo que los demócratas no lancen su propia ofensiva independiente, posibilidad que, según Christopher, están barajando.
La incertidumbre aumentaba a medida que pasaban las horas y se acercaba el plazo de esta tarde. Las juntas electorales de Palm Beach, Broward y Volusia emprendieron una carrera contrarreloj recontando manualmente cientos de miles de papeletas. Una plataforma de grupos cívicos negros y judíos convocó una marcha en Palm Beach que a última hora de la tarde de ayer reunió a más de 3.000 personas. Ante ellas, el reverendo Jessie Jackson apeló a la "paciencia" y pidió "tranquilidad". "No tenemos una crisis constitucional, tenemos una crisis de recuento", dijo el reverendo.
El presidente de la junta de Volusia, Michael McDonald, comparecía para decir que creía que llegarían a tiempo, pero, en prevención de que no fuera así, habían acudido a los tribunales. "No sabemos las sorpresas que podemos encontrar; hoy [por ayer], nos hemos dado cuenta de que una urna con 350 papeletas no se había contado". La junta de Palm Beach no tiene previsto acabar el recuento antes de cuatro días. "Es imposible, son más de 425.000 votos", decía angustiada a presidenta.
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