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LA OFENSIVA TERRORISTA

Una campaña de señalamiento desde medios 'abertzales' precede al ataque a periodistas

Una campaña de citas reiteradas y alusiones descalificadoras contra Aurora Intxausti, redactora de EL PAÍS en San Sebastián, desde medios afines a la izquierda abertzale como el diario Gara y la revista Ardi Beltza (Oveja Negra), que dirige Pepe Rei, antiguo redactor jefe de Egin, ha precedido al atentado de ETA contra ella y su marido, Juan Francisco Palomo, redactor de informativos de Antena 3. El intento de asesinato de la pareja y de su hijo, de 18 meses, se produjo tras el reciente señalamiento de Intxausti en un vídeo contra periodistas que han distribuido los dos medios citados.

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Una sistemática descalificación de los periodistas y los medios informativos en general, y particularmente de los radicados en Madrid, a los que desde el mundo de la izquierda abertzale se menciona y considera como enemigos de los intereses del pueblo vasco, ha precedido al atentado de ETA, ayer, contra el matrimonio de periodistas compuesto por Aurora Intxausti y Juan Francisco Palomo, que trabajan en San Sebastián.En concreto, la redactora de EL PAÍS ha venido siendo objeto de un reiterado señalamiento y una mención despectiva durante los dos últimos meses, en plena ofensiva terrorista de ETA, en los dos medios de expresión de mayor difusión entre la izquierda radical: el diario Gara y la revista mensual Ardi Beltza (Oveja Negra), que dirige Pepe Rei y cuya venta está restringida a los suscriptores. Precisamente, ejemplares de los últimos números de esta revista mensual fueron encontrados en poder del nuevo grupo de ETA instalado en Madrid y desarticulado por la Policía esta misma semana, así como en el de los detenidos ayer mismo en Vizcaya.

La primera alusión a Intxausti en esta última etapa -las menciones con inquina a la periodista de EL PAÍS han sido continuas ya desde las páginas del diario Egin, ahora cerrado por orden judicial- se produjo en el periódico Gara el pasado 17 de septiembre. Maite Soroa, un pseudónimo tras el que se oculta un delator, por ahora anónimo, que opina diariamente de las informaciones de los periódicos, mencionó la crónica de esta redactora sobre el choque de manifestaciones que se produjo en San Sebastián tras el atentado contra José Ramón Recalde, profesor de la Universidad de Deusto, y echaba mano de viejas anécdotas.

Esta misma alusión a Intxausti es la que se menciona en el polémico vídeo, elaborado como complemento audiovisual del último número de la revista de Rei y que se dispone a distribuir Gara a sus lectores, de acuerdo al anuncio publicitario del mismo que realiza estos días en sus páginas. Este anuncio reproduce su carátula y en ella se menciona a Intxausti, así como a otros periodistas.

La cinta, titulada Periodistas, el negocio de mentir, y destinada al consumo doctrinario de la izquierda radical, abunda en la idea de que el ministro del Interior, Jaime Mayor, reparte consignas y dirige, especialmente a través de determinados periodistas, a los que cita profusamente, todas las campañas destinadas a la criminalización y encarcelamiento de los radicales. En ella se incluyen entrevistas con cuatro periodistas, que han sido realizadas con engaño por un reportero alemán utilizado por Rei para mostrar sus opiniones. Y al final se hace una nueva alusión a la redactora de EL PAÍS, de la que se recuerda de forma sistemática y con saña una simple anécdota que se remonta a 1992.

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Esa anécdota de Intxausti fue también relatada por Rei en su libro Colegas, publicado en 1998 y en el que arremetía sin piedad contra multitud de periodistas del País Vasco, de los que mencionaba infinidad de datos tendentes a desacreditar la valía profesional de los mismos.

Parecida actitud es la que, día a día, mantiene Maite Soroa en su sección de hemeroteca en Gara, una labor que ya realizaba en Egin otro periodista tras el pseudónimo de Mikel Oiz. Esta política de señalamiento, que, según las épocas, ha adquirido el carácter de persecución, ha sido practicada siempre en el diario radical.

Sin embargo, la reiteración sistemática de un mensaje desautorizador de la labor de los periodistas se ha intensificado desde que ETA declaró la tregua y la izquierda radical consideró que los medios de comunicación son enemigos e instrumentos contra la construcción nacional.

Estos mensajes, reiterados por los políticos y los medios abertzales y nacionalistas, han construido el caldo de cultivo para que ETA asesinara a José Luis López de Lacalle, miembro del Foro Ermua y columnista de El Mundo, el pasado 7 de mayo. Un crimen que fue el primer aviso de la presión que la organización terrorista se disponía a ejercer sobre los medios de comunicación, a los que responsabilizan de su fracaso político.

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