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Tribuna
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Palabras

¿Recuerdan la frase? La pronunció Pedro Pacheco. Fue famosa. Es de hace algunos años. Dijo: "La Justicia es un cachondeo". Muchos rieron la gracia. Jueces y fiscales no. Desacato. Se plantearon acciones judiciales. El Tribunal Supremo tuvo la última palabra. Pedro Pacheco era virgen. Nada de condenas. Dictó sentencia absolutoria. Desde entonces, Pedro Pacheco no había pronunciado frases de tanto calado. Se dedicó a su alcaldía y a sus motos, que también hacen ruido. La Justicia a lo suyo, que es el oficio de juzgar y, recientemente, a advertir de que también podía dar dos hostias si los detenidos se pasan de la raya.Sin embargo, Pedro Pacheco ha vuelto a las andadas. Ha recuperado el ingenio. Visto lo que ha visto en el congreso del Partido Andalucista. Visto que ha quedado fuera de los órganos de dirección, ha convocado una rueda de prensa. Ha vuelto a hablar. En esta ocasión, el turno le ha tocado a Antonio Ortega y a Alejandro Rojas-Marcos, ya que la Justicia va que se sale. Cuenta, de nunca acabar, que el cónclave es la "junta general de accionistas de Rojas-Marcos, SA", y habla de extorsiones y chantajes.

No resulta extraño que Antonio Ortega y Alejandro Rojas-Marcos demanden al señor Pacheco. Lo que sí resulta extraño es que el señor Pacheco, que hasta el congreso era el vicepresidente del PA, aparte de ser el mandamás durante 20 años, aguarde a ser mandamenos para contar lo que, si es verdad lo que dice, tenía que conocer por su condición de vicepresidente.

Huele mal. Muy mal. Tiene un tufillo que apesta. Parece como si el hecho de no estar le hiciera decir estas cosas, mientras que el hecho de estar le hacía estar callado.

Tal vez si el señor Pacheco hubiera denunciado estos hechos durante su vicepresidencia no tendría que estar acudiendo a sus frases para mantener su protagonismo. Tampoco dañaría al PA, ni a las personas que lo representan. Claro que, a lo mejor, sólo quiere ser ingenioso. Lo de hidalgo es más difícil, ya que, salvo el de bragueta (se concedía por tener siete hijos varones), implica caballerosidad, respeto y consideración al honor de las personas. De todas formas, ahí está el Juzgado. Podía darse una vuelta. Lo demás parece cuento.

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