Más allá del expolio de los nazis
Muchos de los supervivientes de los campos de exterminio de los nazis declaraban, entre las lágrimas y el odio, que los seguidores de Hitler no sólo quisieron torturar sus cuerpos, sino también quebrar sus almas. Esta intención de romper los espíritus libres se halla en el corazón mismo del expolio de arte que los alemanes llevaron a cabo durante su siniestra andadura entre 1933 y 1945. "Adolf Hitler fue un pintor fracasado antes de convertirse en un dictador" es una de las frases a recordar en 'Los cuadros del pillaje', uno de los tres documentales que hoy (22.30) emite La 2 en su Noche temática, junto a 'El gran dictador del arte' y 'La conspiración del silencio'.Como no podía ser de otro modo, los gustos artísticos de Hitler y de secuaces como Göring o Himmler se encaminaban hacia artistas clásicos, desde Rembrandt hasta Miguel Ángel, o bien hacia pintores románticos alemanes. Estilos como el impresionismo o el cubismo eran considerados tendencias de "degenerados" a los ojos de los fascistas germanos. Estos prejuicios no les impidieron, sin embargo, traficar también con obras de arte de Degas, de Manet o de Picasso, porque la codicia y la ideología siempre caminaron del brazo durante la hegemonía de la cruz gamada.
Pero los tres documentales citados, dos de producción británica y otro de autoría suiza, que han sido agrupados bajo el epígrafe de El expolio nazi, van más allá de la devastación del régimen de Hitler o de sus macabros sueños de grandeza. A través de testimonios, de imágenes de archivo o de secuencias de docudrama, el programa desnuda una tupida trama posterior a 1945 y a la victoria de los aliados en la II Guerra Mundial. Grandes museos de todo el mundo, en especial en Estados Unidos y en Francia, marchantes sin escrúpulos, coleccionistas avariciosos o abogados sin moral han dado cobertura en las últimas décadas a un expolio sin precedentes en la historia del arte.
"Ya sabemos que se trata de una misión imposible restituir todas las obras a sus propietarios, pero nos parece un acto de pura justicia", insisten una y otra vez en los documentales aquellos que se han dedicado a rastrear las huellas del expolio. Incontables cuadros, esculturas o tapices fueron quemados, guardados bajo llave, camuflados o sencillamente su pista se ha perdido entre los pasillos de prestigiosos centros de arte. Cientos de miles de obras de arte fueron confiscadas durante el III Reich hasta el punto de que Hitler despojó a Europa de una quinta parte de sus tesoros artísticos. A pesar de algunas repeticiones en los temas abordados y de un exceso de testimonios similares, La noche temática reconstruye unas huellas que los nazis en primera instancia y los mercaderes del arte en segundo lugar han pretendido borrar.
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