"Sólo queremos armas"
Esta palestina de ojos vivarachos y cara envejecida ha sido una refugiada desde su nacimiento, en 1948, en medio de la primera guerra árabe-israelí. "Mi familia fue expulsada de Ajjur y se trasladó a Hebrón; yo nací en el camino", relata en su modesta casa del campamento de Baqaa. Llegaron aquí en 1967, cuando una nueva guerra les obligó, a ella y a parte de los suyos, a cruzar el río Jordán. Desde entonces sueña con volver. "Si EE UU no ayudara a Israel, ya hubiéramos regresado", asegura. "No queremos ni dinero ni compasión, sólo armas para enfrentarnos a los tanques israelíes", añade con la energía que dan 12 hijos, 36 nietos y 14 años de viudedad, en los que ha tenido que fregar suelos para sacar adelante a su familia.
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