El guardia civil que mató a una joven en Sevilla dice que cumplió con su obligación
El brigada de la Guardia Civil Pedro Jiménez, acusado del homicidio imprudente de Míriam Gómez, de 21 años, a la que mató de un tiro el pasado 10 de abril tras saltarse el automóvil conducido por el novio de la fallecida un control de alcoholemia en Sevilla, declaró ayer en la primera jornada del juicio que utilizó su arma porque era su "obligación" y para evitar daños a otras personas. El agente añadió que el coche en que viajaba Míriam iba a más de 160 por hora, dando bandazos y poniendo en peligro a otras personas.
Además del acusado, ayer declararon el novio de la fallecida y conductor del automóvil que se dio a la fuga, Beltrán Sánchez; y los guardias civiles que estaban en el control en la localidad de Dos Hermanas, así como los forenses que examinaron el cuerpo de la víctima. Sus testimonios no variaron prácticamente en nada respecto a los que ya dieron en la fase de instrucción.El brigada aseguró que se decidió a disparar porque pensó que era "su obligación", ya que el automóvil que venía persiguiendo a toda velocidad durante alrededor de cuatro kilómetros podía suponer un riesgo. Según su testimonio, el coche conducido por Beltrán Sánchez iba a unos 160 kilómetros por hora "adelantando por derecha e izquierda" a otros vehículos que circulaban por esa vía en la madrugada del 10 de abril. Jiménez asegura que se llegó a poner en paralelo al coche del joven, le enseñó su pistola y le ordenó que se parase, pero que el conductor no le hizo caso e inició una maniobra evasiva por una de las vía adyacentes de la N-IV a su paso por la barriada de Bellavista. El brigada asegura que, en un momento en el que tanto la patrulla como el coche huido estaban parados, disparó a la rueda posterior izquierda para inmovilizarlo. En ese momento, el coche que se daba al fuga se puso en movimiento (la defensa asegura que se había encaramado a una isleta tras hacer una maniobra marcha atrás) y el disparo acabó impactando en la puerta trasera izquierda del Renualt 9 y, tras varios rebotes, se alojó en el corazón de Míriam Gómez.
La persecución, el disparo y la muerte de la joven no necesitan comprobación alguna. Los peritos se afanarán en la sesión de la vista prevista para esta mañana en explicar como el proyectil pudo llegar hasta el corazón de la joven, acurrucada en el asiento del copiloto.
Tanto el fiscal como la acusación particular, ejercida por los padres de la víctima, piden que se le condene al brigada por un delito de homicidio imprudente. El fiscal pide dos años de prisión y el pago de una multa de 24 millones por ignorar las más mínimas normas de "oportunidad, adecuación y proporcionalidad", y la acusación particular solicita una pena de cuatro años de cárcel y el pago de 70 millones de pesetas.
La defensa ha presentado un extenso y exhaustivo informe pericial elaborado por una empresa granadina que ha trabajado y asesorado a policías extranjeras, entre las que se incluye el FBI estadounidense, en el que se utilizan todo tipo de cálculos, recreaciones infográficas e imágenes en movimiento y en el que, según fuentes cercanas al caso, se demuestra la intención del brigada de disparar a la rueda y que varios rebotes totalmente imprevisibles llevaron a que el proyectil tomara una trayectoria distinta a la horizontal, se fragmentara y matara a la joven.
Las mismas fuentes aseguran que el informe de los peritos del Cuerpo Nacional de Policía habla de un impacto directo en la puerta, lo que implicaría una mayor intencionalidad. La diferencia entre una y otra tesis es la que lleva de una falta, punible por la desproporción de usar el arma, al homicidio imprudente.
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