El ministro de Hacienda condiciona la nueva rebaja del impuesto de la renta al control de la inflación
Los españoles no verán bajar sus impuestos hasta que la inflación deje de amenazar la estabilidad de la economía española. Éste fue el mensaje que lanzó ayer el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en una reunión con la Asociación de Periodistas Parlamentarios. Montoro señaló que es pronto para fijar el momento en el que el Gobierno llevará a cabo una nueva rebaja del IRPF, aunque sí ofreció pistas sobre ese horizonte temporal: "Cuanto antes salgamos de las tensiones inflacionistas, antes estaremos en condiciones para una nueva bajada de impuestos", afirmó Montoro. El ministro confió en poder controlar la inflación en 2001. De este modo, el responsable de Hacienda vinculó la nueva bajada de los impuestos, una de las principales banderas electorales del Partido Popular, al control de la inflación, que alcanza ya el 3,7% y se aleja cada vez más del objetivo del 2% fijado para este año. Sí se comprometió el ministro a que, en cualquier caso, la bajada del IRPF se realizará antes de la próxima cita con las urnas: "El Gobierno va a bajar los impuestos en esta legislatura". En cuanto a las reclamaciones salariales de los funcionarios, el ministro de Hacienda fue más tajante al considerar que "no tienen sentido". En su opinión, los funcionarios habrían mejorado su poder adquisitivo de no haberse disparado la inflación, por las ganancias que les produjo la bajada del IRPF y la subida del fondo social. En todo caso, descartó la revisión salarial por el aumento de la inflación.
El BBVA pintó ayer un panorama negro para la inflación a final de año. En el último informe de situación realizado por el servicio de estudios, el banco pronostica que el año se cerrará con un IPC del 3,9%, casi el doble del 2% previsto inicialmente. Para evitar que este repunte inflacionista se convierta en una escalada de precios, los expertos del BBVA señalan que "los agentes económicos deben renunciar a recuperar el poder adquisitivo perdido como consecuencia del encarecimiento del crudo, evitando la posibilidad de una espiral inflacionista que deteriora el crecimiento y el empleo".
El informe también destaca que la economía española ha comenzado su desaceleración y que el crecimiento del número de ocupados se está moderando. En cuanto a los Presupuestos Generales del Estado para 2001, el BBVA considera que deberían haber sido "más ambiciosos".
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