El BCE vuelve a fallar tras intervenir de nuevo en los mercados para fortalecer el euro

El Banco Central Europeo (BCE) parece querer fijar el suelo del euro a través de sus intervenciones en el mercado de divisas. Ayer lanzó una nueva incursión, tras las dos del viernes pasado, aunque con mucha menos fuerza y éxito que en la operación concertada con los principales bancos centrales, incluida la Reserva Federal, el 22 de septiembre pasado. El euro rozó los 0,87 dólares tras las compras del BCE, pero sólo de forma momentánea. A media tarde retrocedía a 0,8614 dólares. La táctica del banco ya suscita críticas, a la vista de su escasa capacidad para consolidar la recuperación de la divisa europea.

Calcular los riesgos

Los mercados empiezan a poner en duda le eficacia de esa táctica de intervenciones unilaterales y limitadas. Los expertos advierten sobre el riesgo de que, si el mercado empieza a anticipar las compras del BCE, puede resquebrajarse la credibilidad del banco. Se estima que los bancos del euro compraron entre 2.000 y 3.000 millones de euros el viernes y algo más de 1.000 millones ayer. Una cantidad modesta al lado del diario trasiego de divisas. El cambio oficial se fijó ayer en 0,8667 dólares (el viernes fue de 0,8730).El BCE tenía en agosto 46.800 millones de euros en divisas que alcanzan los 280.000 millones si se suman las de los 11 bancos de la zona euro. "El banco tiene reservas suficientes para intervenir de forma contundente y masiva", subrayaron fuentes diplomáticas.

Más que intentar manipular el precio de la moneda, el BCE parece querer influir en la tendencia del mercado en un intento de dejar claro que hasta aquí hemos llegado y que el euro tiene un suelo. Y queda siempre latente la posibilidad de que en un futuro Estados Unidos se sume de nuevo a la maniobra, superadas ya las elecciones presidenciales de hoy. Japón reiteró ayer su disposición a colaborar en beneficio del euro si es necesario, aunque su ministro de Finanzas, Kiichi Miyazawa, explicó que Europa no ha reclamado esa ayuda en los últimos días.

"Desde la óptica del BCE han sido un éxito", declaró en Helsinki Matti Vanhala, miembro del consejo del BCE. Pero los políticos europeos se mostraron prudentes y poco comunicativos. "Cuando tomas una decisión pones en juego tu credibilidad, pero creo que el banco central ha tomado un riesgo bien calculado", defendió en Birmingham el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi. Anoche, los ministros de la zona euro examinaron en Bruselas la situación de su moneda. El francés Laurent Fabius, presidente del Ecofin y del Eurogrupo, y el alemán Hans Eichel no quisieron hacer declaraciones al llegar a la reunión. "Sin comentarios", dijo un escueto Pedro Solbes, comisario de Asuntos Monetarios. El presidente del BCE, Wim Duisenberg, se limitó a bajar la cabeza en lo que pareció un gesto de afirmación cuando le preguntaron acerca del éxito de las intervenciones. El belga Didier Reynders reconoció que "todos [los ministros] estamos preocupados por la situación del euro" y sorprendió con un desafiante "le voy a pedir explicaciones", mientras su colega holandés, Gerrit Zalm, se declaró "satisfecho" con el trabajo de su compatriota. El más locuaz fue el vicepresidente segundo del Gobierno español, Rodrigo Rato. "Hace varios meses que el Euro11 consideró que los instrumentos de la intervención eran válidos y podrían ser utilizados en los momentos y bajo los condicionantes que el propio BCE decidiera; y en ese sentido no tenemos ninguna crítica que hacer a la intervención", dijo.

Los ministros de Economía y Hacienda de los Quince aprobarán hoy el proyecto de informe sobre el acceso al euro de los países candidatos a adherirse a la UE, que deberán pasar dos años por el mecanismo de cambios del Sistema Monetario Europeo puesto en marcha con el nacimiento del euro, el llamado SME bis.