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Tribuna
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Ciprés

Permitan que me presente. Me llamo Taxodium mucranatum y soy el ciprés calvo del Retiro, aunque de calvo no tengo un pelo. Me plantaron en el parterre hace 400 años, razón por la cual soy el decano de los árboles del parque. Pertenezco a la muy esbelta, muy gótica y muy estirada familia de las cupresáceas, con acreditada fama de lúgubre. Una parte de la familia controla a los muertos; otros, como yo mismo, somos policías de las estatuas, un colectivo tan inquietante como el de los difuntos, pero más intrigante, porque todas ellas tienen la cara muy dura. También espiamos a los amantes furtivos.Aunque la experiencia es un peine que te llega cuando ya estás calvo, tengo mucha experiencia, he visto lo que no está escrito y podría largar por esta boca lo que no está oído. Para que ustedes se hagan una idea, les diré, por ejemplo, que yo ya estaba aquí, impávido, cuando Carlos II organizó aquella bestial corrida en la que se mataron 26 toros y murieron cinco personas. He presenciado justas poéticas en las que participaban Calderón, Lope y Quevedo. También he levantado mis ramas al cielo ante las terribles matanzas de la Guerra de la Independencia. Bueno, pues lo que me queda de todo ello es una brisa de realismo cínico, una carcajada sosegada y unas irresistibles ganas de marcha para mi cuerpo. La vida es una broma que acaba con la muerte, y viceversa.

Soy la oveja negra de la familia, practico un tranquilo libertinaje y no me caso con nadie; de hecho, ejerzo de célibe, mas no de soltero. Salí románico, con pinta de candelabro gigante. En las noches serenas soy nocturno de Chopin. Cuando rugen las tempestades se me alborotan las potencias y me transformo en saxo desbocado, cuerpo de rock and roll, alma gitana, y se me agitan las ramas como los pelos de Janis Joplin espídica. Noviembre es pura dinamita.

Este mes está puesto para el delirio y las risas. La muerte anda muy viva. Sólo desde la perspectiva del futuro se puede gozar del presente. Pero el futuro siempre es un ciprés y algunos crisantemos. Palabra de Taxodium mucranatum, cuya vida guarde Dios muchos años.

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