El Espanyol fulmina a un líder menor

El Valencia se quedó sin nada en Montjuïc después de haber divagado durante ochenta minutos en los que especuló más de la cuenta y se regocijó con el empate momentáneo y las sabrosas noticias que le llegaron de Villarreal, donde dobló la rodilla el Deportivo, su rival más directo en la lucha por el liderato. El Espanyol, sin Tamudo, sancionado, ni muchos argumentos de gran peso para arruinar al líder de la competición, acabó sacando premio de su entusiasmo de una disciplina táctica muy similar a la que desplegó el Valencia. El partido lo acabó decidiendo un error, el de Djukic cuando empezaba a manejar, con relativa comodidad, un balón que acababa de interceptar. El Espanyol no perdonó, entre otras cosas, porque ese balón fue a parar a los pies de sus jugadores con más chispa en esos momentos, el bullidor Iván Díaz y los recién incorporados a su zona ofensiva, De Lucas y Serrano.El Espanyol le envió el mensaje de salida al Valencia con una salida en tromba, a todo trapo. No es que Cañizares sufriera, ni tampoco que el Valencia se viera muy apurado. Nada de eso. Pero quedó claro desde el primer minuto: el partido iba a exigirle al líder pruebas fehacientes de su capacidad para juntar líneas atrás, para recuperar balones que iba a perder con relativa frecuencia, para evitar errores en un tablero sobre el que había mucho nervio en cada movimiento, mucha perspicacia táctica y el sobreexceso de faltas que de ella se derivaron, nada menos que 28 en la primera parte.

El equilibrio fue constante, tan absoluto que hasta las vías de agua se produjeron por la misma banda. El Espanyol insistió por la izquierda, allí donde Paco Flores volvió a confiar en Iván Díaz, la última incorporación de la cantera blanquiazul. Ayala, el central argentino que ocupó otra vez el puesto de lateral derecho que pertenece al lesionado Angloma, vio una tarjeta nada más empezar y eso animó todavía más al Espanyol a hincar el diente por esa zona. Y por su banda derecha fue también por donde brotó mayormente el caudal ofensivo del Valencia. Mendieta fue el jugador más incontrolable para el Espanyol. Iván Díaz y Roger debían controlar al volante valencianista. Pero Mendieta se multiplicó, los desbordó, los desconcertó basculando a veces hacia el centro, hacia la izquierda incluso, aprovechando que desde allí lanzó varios saques de esquina.

El Valencia ganó metros y asustó con los escasos balones que le llegaron a su dúo ofensivo. Sánchez dio mucho juego y un balón bombeado que amansó de cabeza y envió hacia atrás propició la mejor ocasión de la primera parte, un disparo seco de Carew que detuvo Mora, que se ha convertido en uno de los pilares en la mejoría experimentada por el Espanyol de un par de semanas a esta parte.

El Valencia se recreó en su suerte tras el descanso. Fue perdiendo metros y perdiendo cada vez más balones. Cúper intentó reavivar el juego de su equipo. Dio entrada a Angulo por Milla y reubicó a Mendieta que pasó a disfrutar de más libertad en la media punta. Pero Kily González apenas dio señales de vida. Paco Flores cambió la alineación habitual con el único objetivo de tapar al argentino. Y lo hizo a costa de dejar en el banquillo a Toni Velamazán y emparejando con el Kily a su compatriota Navas. El Valencia pagó la falta de equilibrio en su juego y fue retrocediendo, perdiendo su personalidad, su pegada, su presencia en ataque a pesar de que Cúper también intentó corregir este aspecto relevando a Juan Sánchez en beneficio de Diego Alonso. Flores contestó de manera similar. Relevó a Óscar, que apenas apareció a lo largo de todo el partido, y a Martín Posse. El Espanyol se hizo con las riendas del juego por completo en la segunda mitad. El Valencia se metió atrás y acabó pagando el error de Djukic sin tener tiempo ya para redimirse a pesar de que un remate de Ayala en el tiempo de descuento fue desviado por Mora en su último y apurado estirón, el que dejó al Valencia con la segunda derrota de la temporada y con los remordimientos por haber carecido de esa misma ambición mucho antes.