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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La Escuela de Atxuri y el trazado del tranvía

La tarde-noche del lunes 30 de octubre, mientras los invitados al acto de presentación del nuevo tranvía llegaban al Museo Guggenheim, una treintena de madres, padres y alumnos de la Escuela García Rivero de Atxuri intentábamos llamar la atención sobre un problema que ya hemos denunciado anteriormente.Éramos pocos: llovía mucho y eran las 8 de la tarde, hora de baños y cenas de los críos. Pero, aunque hubiese sido en otro momento y hubiésemos estado todos los interesados, seguiríamos siendo pocos, cuatrocientas o quinientas personas. Poca gente, poco poder, poco ruido. Pero el error que señalamos es serio y considerable.

En pocas palabras: el trazado del tranvía de Bilbao finaliza su trayecto en Atxuri, y lo hace circundando la Escuela García Rivero por sus cuatro lados, dejando apenas distancia entre su recorrido y los accesos y los patios de la escuela. Es difícil de imaginar lo agresivo que resulta el proyecto si uno no se acerca hasta allí y lo ve.

La escuela queda en una isla y los proyectos de ampliación de ésta hacia la zona de la ría, de los que a menudo se ha hablado, quedan de esta forma condenados. Nosotros pedimos que se nos escuche cuando decimos que esa parte del plan no está bien rematada.

El tranvía se construye para el futuro, para veinte o treinta años. Cada año es una nueva promoción de niños, y cada una de éstas va a afrontar el diario peligro y va a vivir en el diario destino de un urbanismo que, atendiendo a no sé que premuras, se olvida de los niños.

Y eso es hacer las cosas mal, como se hacían antes de que nos diéramos cuenta de que la ciudad es más que una suma de construcciones y proyectos que pugnan unos contra otros olvidándose de sus habitantes. El urbanismo, como la urbanidad, es educación, y un trazado urbano que no piensa en los niños de su ciudad es hacer mala educación. Puede ser que el del tranvía sea un formidable logro de diseño, pero es seguro que no puede ser un buen proyecto.

Estamos convencidos de que nuestro aviso va más allá de ser una queja vecinal más o menos razonable respecto de una molestia concreta. Creemos que merece la pena que se nos escuche porque estamos hablando de bien común a medio-largo plazo. Y no tenemos la sensación de estar siendo escuchados.

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¿Se te ocurre algo, lector, que se pueda hacer para que aquel a quien le corresponda revise la solución propuesta y arbitre otra que no sea nociva? No dejes, por favor, de pensar en ello.- Francisco J. Elizalde. Bilbao.

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