'Crisis en Montserrat'
Me sorprende y me entristece ver cómo un periódico como el que usted dirige tenga interés en publicar cotilleos y morbosidades de dudosa veracidad sobre el monasterio de Montserrat. ¿Qué objetivo persigue? ¿Es información? ¿Cree que así, con estas sucias informaciones, venderán más periódicos? ¿Por qué no hablan de la acogida que siempre han tenido todos los pueblos en Montserrat? ¿Por qué no hablan de todo lo que interesa a nuestra sociedad? ¿Quién quiere hundir Montserrat? ¿Hay alguna razón para contar supuestos problemas internos, y para deformarlos e hincharlos hasta el linchamiento?Hoy he ido pronto a Montserrat. Sabía que estaría lleno ya que había un peregrinaje de todas las hermandades y cofradías de la diócesis de Barcelona. La misa se ha celebrado en la plaza, ya que en la basílica no se hubiera cabido. Ha sido una misa en la que me he sentido comunidad con unas personas que tienen su devoción, su cultura y su lengua bien distinta a la mía. Pero Montserrat consigue lo que ni una Generalitat de Catalunya ha conseguido nunca: hacer que nos sintamos hermanos todos, bajo la protección de Santa María.
Esto sí que es noticia. Nada más. Los que amamos profundamente Montserrat rezamos por la paz, somos gentes humildes que nos acercamos al santuario en busca de consuelo a nuestras aflicciones, de paz interior, de silencio, rezamos por los monjes, que son tan humanos como el periodista que ha firmado el artículo Crisis en Montserrat y como yo. Por favor, para los que somos creyentes y tolerantes, hombres y mujeres de fe y de convicciones religiosas, le ruego más respeto en su periódico.- Margarida Roca i Herrera. Igualada, Barcelona.
Soy lector diario de EL PAÍS desde mayo de 1976 y colaborador eventual. Muchas veces disiento de sus enfoques y comparto ciertas críticas que oigo sobre su línea informativa. Aun así, me parece un gran diario y suscribo muchos aspectos de su línea editorial. En su edición de ayer, sin embargo, se produjo en portada y en doble página del interior una información que me parece indigna de su periódico y que, en todo caso, a mí me ha apenado y molestado por cuanto siembra sospechas y ensucia la imagen de una institución que tiene una importante significación para muchos españoles, entre ellos muchos lectores de EL PAÍS. Especialmente doloroso nos resulta a los catalanes y a los católicos. No hay ninguna noticia que justifique el tratamiento de su información, salvo la manipulación a partir de datos que pertenecen a la vida privada de personas y de una comunidad religiosa.
En todo caso, el respeto a la imagen de las personas que aparecen aludidas, unos y otros, me parece que ha quedado gravemente dañado. Creo que EL PAÍS debería rectificar y pedir perdón. Se lo pide un lector.- Josep M. Margenat, S. I., profesor de universidad. Córdoba.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.