Un policía de Leganés se niega a someterse a un control de alcoholemia

El concejal de Seguridad de Leganés (173.000 habitantes), Santiago Llorente (PSOE), ordenó el martes un control sorpresa de alcoholemia. Los 40 agentes que estaban de servicio tuvieron que soplar por el alcoholímetro para comprobar si habían ingerido alguna bebida alcohólica. El cabo Emilio Cristóbal Ruiz de León, con 28 años de servicio en el cuerpo, se negó. El edil le obligó a ponerse la ropa de calle y le dijo que se fuera a casa por cometer una falta grave.

Eran las seis de la tarde, cuando el concejal acudió a la Jefatura de la Policía Municipal y ordenó la prueba. Como la mayoría de los agentes estaba en la calle, se les comunicó por la emisora que acudieran a las dependencias municipales. Al llegar, les hacían pasar por el despacho del jefe, Fernando Giménez. Todos los agentes se sometieron al control y dieron resultado negativo, excepto uno, que superó los 0,3 gramos de alcohol en sangre que marca la Ley de Coordinación de las Policías Locales. El límite para conducir coches está en 0,5. El cabo Ruiz de León se negó. El cabo protestó y aseguró que se cometía un atropello contra su libertad. Los mandos policiales y el edil le advirtieron de que su negativa acarrearía una falta grave tipificada en el artículo 46, apartado 8 de la Ley de Coordinación. Éste recoge que los agentes podrán ser sometidos a pruebas de alcoholemia y que su negativa o superar el límite fijado se considerará como una falta grave. Ésta implica la suspensión de empleo y sueldo en un plazo no superior a tres años, cambio de destino o suspensión de ascenso durante cinco años.

El policía mantuvo su postura y no sopló en el alcoholímetro. El edil, los mandos y los encargados de la prueba firmaron un acta por la que se le relevaba del servicio.

Ruiz de León considera "abusivo y prepotente" el procedimiento ordenado por Llorente. También tachó de "aberrante y lesivo" para los policías que se les someta a estas pruebas. Recuerda que en los 28 años de servicio no ha tenido nunca ningún percance grave, ni siquiera en los años que condujo coches patrulla. Afirma que ha recibido numerosas felicitaciones por sus servicios. "Lo vi denigrante para todos, porque me pareció una persecución a toda la plantilla. Me negué el martes y seguiré haciéndolo siempre que se nos someta a una prueba sin sentido", dice Emilio Cristóbal, de 57 años. Reitera que no había consumido alcohol, ya que sufre fuertes dolores en una rodilla, lo que le obliga a medicarse. "Desde que entré de servicio, a las dos y media, sólo había tomado un café y un Nolotil. No quise soplar porque lo vi como una cosa muy fea y muy rara", concluye el cabo, afiliado a CC OO.

Llorente mantiene que se trató de "un control rutinario", que se repetirá de forma aleatoria y por sorpresa en todos los turnos. Según el edil, no se trata de perseguir a ningún agente, sino de comprobar que los policías cumplen con lo que les marca la ley.

Según el edil, la actitud del cabo le lleva a pensar que había ingerido alcohol y que era consciente de que el alcoholímetro lo detectaría. "De uniforme y con pistola no se puede beber", explicó. "Eso lo deben saber los policías, de forma que no les pillen de sorpresa estos controles, que ahora haremos de forma rutinaria".

El jefe de la Policía Municipal remitirá hoy las diligencias al departamento de Personal del Ayuntamiento para que inicie un expediente informativo.