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El juez Ruiz Polanco pasa hoy a Garzón el caso contra el etarra Iragi por no ser imparcial

Las asociaciones judiciales discrepan sobre la actuación del magistrado de la Audiencia Nacional

El juez Guillermo Ruiz Polanco se abstendrá hoy en el caso que instruye contra el presunto etarra Harriet Iragi por el asesinato de José María Martín Carpena, concejal del PP de Málaga, por haber perdido la imparcialidad objetiva. Iragi, presunto miembro del comando Andalucía, amenazó de muerte a Ruiz Polanco durante un interrogatorio celebrado el martes en el despacho de éste, que le replicó: "Si yo no fuera juez y usted no estuviera esposado, le daría dos hostias". El proceso, por tanto, pasará a su sustituto legal, el juez Baltasar Garzón.

La Sala de Gobierno de la Audiencia Nacional se reúne hoy, convocada con carácter de urgencia por su presidente, Clemente Auger, para estudiar el asunto. Guillermo Ruiz Polanco, según confirmó él mismo a este periódico, remitirá hoy su versión de lo ocurrido al Servicio de Inspección del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a los efectos oportunos. Mientras tanto, la abogada Arantza Zulueta, defensora de Harriet Iragi, se plantea emprender acciones penales contra Ruiz Polanco por entender que su conducta constiye un delito de amenazas, según publicaba ayer el diario Gara, sustituto de Egin y próximo a las posiciones de ETA. La letrada añadía: "Lo ocurrido hace que tengamos que poner muy en duda la capacidad de este juez para estar en un tribunal al que se le debe exigir, como mínimo, un mayor equilibrio en su comportamiento".

En declaraciones a la Cadena SER, Ruiz Polanco justificó su actuación aduciendo que el martes fue "un día muy duro" [se celebraban los funerales por las tres últimas víctimas de ETA, entre ellas el magistrado José Francisco Querol] y que tenía "el ánimo un poco encogido". "Si encima", comentó, "tengo que oír en mi despacho que me están amenazando... Pues, la verdad, perdí los buenos modales en los que mi familia me ha educado".

Más adelante, Ruiz Polanco calificó como "una barbaridad y una grosería hacia un justiciable" su réplica a Iragi y pidió perdón a sus compañeros de la Audiencia Nacional porque no fue "el ejemplo a seguir".

Este periódico informó al juez de que, según el diario Gara, Iragi está calibrando querellarse contra él. El magistrado respondió: "No me importaría porque prefiero estar en el banquillo que bajo tierra".

Ruiz Polanco se siente apoyado por los restante jueces porque consideran que se trata de un "tema temperamental". "Todos comprenden, en general, mi situación en ese momento. Una situación dramática, por el día que era y porque yo tenía [delante] a un señor que ha colaborado presuntamente en la muerte de Luis Portero y Martín Carpena".

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Así, efectivamente, lo ha entendido la asociación progresista Jueces para la Democracia, que a través de su portavoz, Montserrat Comas, expresó ayer que la respuesta del juez, aunque pueda parecer un exceso, puede entenderse, tomada en su contexto, como "legítima defensa", por lo que "sus palabras no constituyen ningún ilícito penal y ni siquiera podrían ser sancionables por vía disciplinaria".

Santiago Martínez Vares, presidente de la Asociación Profesional de la Magistratura, entiende que el incidente hay que insertarlo en la ofensiva terrorista contra el Poder Judicial y el Estado de derecho. Se trata de un ataque brutal y el Ejecutivo debería garantizar en la medida de lo posible la independencia y la imparcialidad del Poder Judicial para que pueda superar las presiones que está sufriendo, dijo.

Martínez Vares no quiso enjuiciar la actuación de Ruiz Polanco, pero considera que una amenaza tan directa, tan brutal, no merece seguramente la respuesta que obtuvo de un juez, pero, sin duda, la explica. Por eso, precisó, las decisiones que hayan de tomar la Sala de Gobierno de la Audiencia o el CGPJ habrán de estar presididas por la terrible amenaza y provocación que desencadenó la reacción del magistrado.

Diferente opinión tiene la Asociación de Jueces Francisco de Vitoria, cuyo portavoz, José Luis González Armengol, que lleva destinado ocho años en Bilbao, dijo que Ruiz Polanco, como encargado de temas de terrorismo, tiene que estar suficientemente curtido ante situaciones tales: "A la mayoría de los jueces, etarras y presos comunes nos amenazan en ocasiones, pero hay que conservar la calma y actuar con arreglo a derecho".

Adrián Salazar, de la Unión Progresista de Fiscales, calificó el hecho de anécdota comprensible desde el punto de vista humano, pero que no es propia de actuaciones judiciales.

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