El presidente de una región italiana reclama poderes en política exterior

El borrador del nuevo estatuto del Véneto, región del noreste de Italia, ha provocado una tormenta política en el país, inmerso ya en la campaña de las elecciones generales de la próxima primavera. Más que el texto, todavía inconcreto, han sido las declaraciones hechas por el presidente de la región, Giancarlo Galan, sobre sus aspiraciones autonómicas las que han levantado ampollas en el Gobierno de centro-izquierda. Galan, de 44 años, miembro del partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia, ha reclamado la posibilidad para el Véneto de establecer acuerdos directamente con otros países de dentro y de fuera de la UE y la de recaudar el 66% de los impuestos que aporta la región al Estado. El ministro de Asuntos Regionales, el democristiano Agazio Loiero, ha sido el primero en criticar duramente las pretensiones de Galan, acusándole de querer destruir el Estado nacional. "Voces como la suya se oyeron en Yugoslavia antes de que se produjera la escisión del país", ha declarado el ministro, coreado por los líderes del centro-izquierda, partidarios de un proceso descentralizador, calificado por la oposición como federalismo light.

Dos de las principales autoridades del Estado -los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, Nicola Mancino y Luciano Violante, respectivamente- se han manifestado en contra de las pretensiones de Galan, considerándolas como un atentado a la unidad de la patria. Walter Veltroni, líder del principal partido del Gobierno, los Demócratas de Izquierda, ha visto el largo brazo de la Liga Norte detrás del estatuto del Véneto y ha vuelto a reclamar al centro-derecha que rompa su alianza con la federación que guía Umberto Bossi.