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El doblaje de Churchill

La palabra fue, para Winston Churchill, un arma de doble uso: un instrumento para levantar la moral de soldados y civiles en la cruzada aliada contra el nazismo y un medio para persuadir a los enemigos. Sus famosos discursos llegaron, a través de la radio, al hogar de los británicos, al frente de batalla y a territorios invadidos por Hitler. Pero el reciente descubrimiento de un disco en el viejo formato de 78 revoluciones por minuto, fechado el 7 de septiembre de 1942, suscita dudas sobre la autoría de las grabaciones existentes del gran líder británico de la II Guerra Mundial.La etiqueta del disco aporta pocas dudas sobre su autor: BBC, Churchill: discurso. Artista: Norman Shelley. El reputado actor británico de voz, fallecido en 1980, reproduce el discurso de Churchill en su primera comparecencia en la Cámara de los Comunes como jefe de Gobierno. Incluye míticas frases, como "lucharemos en las playas, en los campos, en las calles y en las colinas. Nunca nos rendiremos...", que el primer ministro pronunció el 13 de mayo de 1940. "Es el primer testimonio que parece confirmar que Churchill utilizó un actor para grabar sus discursos", señaló ayer el catedrático Piers Brendon, director del archivo del Churchill College, en Cambridge.

En los años setenta, Shelley desveló que el British Council había contratado sus servicios para grabar algunos discursos del estadista, pero pocos le creyeron. El establishment montó en cólera y, desde entonces, biógrafos e historiadores discuten sobre el tema. La controversia se complica en tanto que el propio Churchill grabó algunos de sus discursos al finalizar la guerra como testimonio para la posteridad y, quizá también, como recurso financiero suplementario. Estas grabaciones, a cargo de la BBC y la discográfica Decca, se utilizan asiduamente en filmes y documentales de televisión.

"Siempre hemos sido escépticos, puesto que en nuestros archivos no tenemos testimonios que corroboren la versión de Shelley. Esta grabación no aporta pruebas al 100%; es interesante, eso sí, pero también suscita muchas cuestiones. La historia sobre la autoría de las grabaciones de Churchill aún no se ha cerrado", advierte el experto en el archivo del mandatario, de padre inglés y madre estadounidense.

En 1940, la radio no había accedido al palacio de Westminster, sede del Parlamento británico, y Brendon recuerda que los locutores de la BBC retransmitieron repetidamente extractos del discurso inaugural del primer ministro. "¿Por qué Shelley, un actor excelente y muy conocido, grabó este discurso, que muchos conocemos de memoria, dos años después de la fecha original? Quizá se debería a fines propagandísticos o como material para un documental o película", especula el director del archivo de Cambridge. "Lo único claro al respecto", continúa, "es que Churchill no quiso engañar a los británicos". La BBC, por su parte, indicó ayer que no hay motivos para pensar que sus emisiones durante la guerra pertenecieran a la voz de un actor. "Shelley quizá grabó el disco en la BBC, pero la corporación no lo transmitió", señala un portavoz del organismo público.

La aparición del documento con la voz de Shelley no alterará, defiende Brendon, el papel de Churchill en la historia mundial. "Es un tecnicismo que no cambia la visión que tenemos de Churchill. Su oratoria fue el mejor obsequio a la II Guerra Mundial. Como dijo Clement Attlee, primer ministro laborista del 1945 a 1951, la mejor contribución de su antecesor a la guerra fue hablar de ella", explica.

A diferencia de mandatarios contemporáneos, Churchill prescindió de expertos en redacción y elaboró cada uno de sus discursos hasta lograr el contenido y tono correctos. Su método de trabajo era peculiar. "Preparaba los borradores sentado en la cama, con el gato a sus pies, un puro en la boca y una caja de champaña como cenicero", rememora el historiador.

El disco, sin embargo, ayudará a poner fin a décadas de especulaciones sobre la autoría de muchas grabaciones de Churchill. Anthony Shelley, el hijo del actor, podrá llevar a analizar este vital testimonio que descubrió hace unos días en su residencia de Gales. Así, expertos en sonido podrán por primera vez comparar la voz simulada de Churchill con la registrada en decenas de cintas que se conservan de sus discursos. Se estima que al menos tres grabaciones de las más famosas intervenciones del entonces primer ministro en el Parlamento -los discursos conocidos como Lucharemos en las playas, La hora más adecuada y Dunkirk- pueden pertenecer a Shelley. Su hijo confía en hacer por fin justicia a su contribución a la guerra.

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