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Entrevista:Hubert Védrine. Ministro de Exteriores de Francia

"Si la Comisión Europea crece demasiado, no podrá funcionar"

Juan Carlos Sanz

A menos de seis semanas de la cumbre Europea de Niza, la presidencia francesa advierte por medio del jefe de su diplomacia de un posible bloqueo de la reforma de las instituciones previa a la ampliaciónENVIADO ESPECIALLos países pequeños, los menos poblados de los Quince, se resisten a dejar de tener un comisario europeo, como se les planteó hace dos semanas en la cumbre informal de Biarritz. En el Quai d'Orsay, el ministro de Exteriores de Francia, Hubert Védrine, expuso el miércoles a periodistas de varios medios de comunicación europeos cuáles deben ser, a su juicio, las claves para que nazca con éxito en Niza un nuevo Tratado de la Unión.

Pregunta. ¿Cuáles son las causas del actual conflicto en la UE?

Respuesta. A comienzos de septiembre ya nos encontramos en la reunión de Evian. Allí comenzamos a preocuparnos porque las cosas no avanzaban. Cada país presentaba simplemente su posición nacional, lo que es perfectamente legítimo. Pero había que comenzar a hablar en un momento dado, así que lo hicimos en Biarritz. Fue muy útil, porque los problemas aparecieron con mucha mayor claridad. En Biarritz entendimos que había cuatro asuntos clave. La mayoría cualificada, en la que vemos que vamos a alcanzar un acuerdo, lo mismo que en las cooperaciones reforzadas, en las que se va a avanzar sobre una suavización de los controles. Hay otros asuntos que son más difíciles, y hay que reconocerlo así, como la cuestión de la reponderación de votos y la de la composición de la Comisión. Pero en realidad sólo en esta última cuestión se se enfrentan los países grandes y pequeños.

P. Si no se logra un acuerdo en Niza y se mantiene la debilidad del euro, ¿se agravaría el escenario de crisis en la UE?

R. Yo no puedo colocarme en esa hipótesis. Desde la presidencia, nuestro objetivo es tener resultados -buenos resultados-, sin darnos por satisfechos con un acuerdo de mínimos. Los países defienden primero sus intereses nacionales, pero luego debemos recordar que tenemos un interés europeo común. Eso es lo que hay que sacar a flote ahora.

P. Los 10 países pequeños parecen haber anunciado que no van a aceptar la rotación en la Comisión, es decir, quedarse fuera de ella.

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R. Nos dirigimos hacia una gran ampliación de la UE que nos puede hacer pasar de 15 a 27 países, o a 30, e incluso más. Si continuamos ampliando la Comisión al ritmo de las adhesiones acabaremos creando una Comisión que será tan grande que no podrá funcionar como un organismo colegiado. Es sorprendente que algunos países exijan ahora el mantenimiento de un comisario por país, lo que va en contra del espíritu de la construcción europea: los comisarios deben representar el interés general.

P. ¿Cabe hablar de optimismo ante las reformas de Niza?

R. La presidencia francesa tiene como principal problema la reforma de las instituciones, que no pudo lograrse en Amsterdam y que nosotros hemos vuelto a abordar porque es una cuestión que se ha convertido en urgente, ya que la perspectiva de la ampliación se aproxima. Deseamos que la Comisión tenga un límite máximo de 20 miembros para que pueda seguir funcionando; si no irá paralizándose progresivamente tras cada ampliación de la UE. Y también queremos que se favorezca en gran medida el recurso a las cooperaciones reforzadas, para que en la Europa ampliada de mañana los países que quieran avanzar en un aspecto concreto, además de las políticas comunes que ya existen, puedan hacerlo sin verse bloqueados por aquellos que prefieren no moverse. Ése es el debate central.

P. ¿Por qué tanto interés en las cooperaciones reforzadas?

R. Las dificultades que tenemos en los últimos años en Europa muestran que no cabe esperar razonablemente que se puedan lanzar nuevas políticas cuando seamos 25 o 30 países. De modo que hay que crear un sistema menos rígido que permita a un grupo de países que quieran hacer más contar con un dispositivo para ello. En el Tratado de Amsterdam está previsto, pero hay tantas limitaciones que el sistema no funciona. Por eso intentamos que se suavicen los requisitos, no porque tengamos una agenda oculta.

P. ¿El bloqueo de las negociaciones en Niza bloqueará también la ampliación?

R. De entrada, espero que no habrá ningún bloqueo en Niza, aunque se trata de una negociación difícil. El inconveniente, si se produce un retraso en Niza, es que se puede aplazar también la ratificación del tratado, y se correría el peligro de no poder cumplir el compromiso que adquirimos de que las ratificaciones se hayan completado a finales de 2002 para poder acoger a los nuevos miembros a comienzos de 2003.

P. ¿Puede la presidencia francesa aceptar la posibilidad de una doble mayoría (de países y de población) en el Consejo?

R. En tanto que Francia, deseamos una reponderación sustancial -según la propuesta italiana, que supone pasar del modelo actual de entre dos y 10 votos por país, según su tamaño, a entre tres y 33-, ya que parece un sistema mejor que la doble mayoría. Además, la reforma de las instituciones responde de forma general a la inquietud de hacer las instituciones europeas más claras, más comprensibles. En el futuro habría que mejorar un punto débil del sistema, que es la asociación de los parlamentos nacionales. Los Gobiernos de los Estados miembros tienen que rendir cuentas ante sus respectivos Parlamentos, que cada vez se interesan más por las cuestiones europeas, y se produce un elemento de desequilibrio.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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