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Lleida aumenta las ordenanzas fiscales el 4,2% tras subir el recibo del agua y triplicar las multas

Justificación del alcalde

Los vecinos de Lleida viven últimamente bajo la psicosis del impuestazo. Después de triplicar el importe de las multas de tráfico y de aumentar el recibo del agua, el Ayuntamiento, gobernado en coalición por el PSC e IC-V, aprobó ayer un aumento del 4,2% en las ordenanzas fiscales para el año 2001. Vecinos, empresarios y comerciantes critican lo que califican de desmesurado afán recaudador del consistorio.La oposición (CiU, el PP y ERC-EV) votó en contra de la subida de los impuestos y el segundo teniente de alcalde, de IC-V y socio del equipo de gobierno, Francesc Pané, se abstuvo en el apartado de la contribución urbana, que crece el 8,18%. El grueso de las críticas recibidas por los socialistas estuvieron motivadas porque, en el momento de fijar las nuevas ordenanzas el consistorio, por segundo año consecutivo, ha vuelto a tomar como referencia el IPC local de 1999 y no el estatal, que fue del 2,9%. El impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras subirá el 10%.

La Federación de Asociaciones de Vecinos considera que el aumento de la presión fiscal municipal mermará el poder adquisitivo de los ciudadanos.

El alcalde de Lleida, el socialista Antoni Siurana, intentó quitar hierro a la polémica diciendo que más que de una subida de impuestos, se trata de su actualización. Siurana afirmó que sin dinero no se podrá mantener el ritmo de inversiones de los últimos años en obra pública y acusó a la oposición de exagerar y de dar una imagen equivocada del Ayuntamiento. "¿Saben cuánto representa al año el incremento del recibo de la basura para un vecino de los barrios del Magraners o del Secà?", les preguntó. "Menos de lo que cuesta un paquete de Ducados", respondió. Sobre el recibo del agua, que subirá dos pesetas por metro cúbico, el alcalde dijo que es "el más barato de España".Los portavoces de CiU, el PP y ERC-EV no compartieron esta visión optimista del alcalde y reiteraron que su percepción es que la presión fiscal sólo es un mecanismo para disfrazar la crítica situación de las arcas municipales, cuya deuda supera ya los 25.000 millones de pesetas, lo cual atribuyen a la mala gestión del equipo de gobierno. El más vehemente en sus críticas fue el republicano Xavier Sáez, quien dijo que entendería la subida de las tasas si las inversiones también crecieran en la misma proporción. "Lo único que han hecho es triplicar los gastos corrientes, especialmente los suntuarios", añadió.

Otro momento polémico del pleno llegó cuando se debatió y aprobó, sólo con los votos del PSC, la convocatoria de un concurso para crear la plaza de técnico superior de voluntariado, migración y derechos civiles. La oposición tildó el concurso de "farsa" y "procedimiento irregular", ya que existe la certeza de que la plaza se ha diseñado a la medida de un ex líder vecinal.

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