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Gritos y abucheos en el Peñón

Protestas contra el alcalde de Algeciras al presentar en Gibraltar una denuncia contra la reparación del 'Tireless'

La peculiaridad está en la esencia de la colonia británica de Gibraltar y no podía dejar de aflorar en el caso del submarino nuclear de la Royal Navy Tireless, que está siendo reparado en sus muelles tras sufrir, el pasado mayo, una avería en el circuito de refrigeración primario de su reactor nuclear. El alcalde de Algeciras, Patricio González, fue recibido ayer con gritos y reproches cuando presentó una denuncia ante los tribunales gibraltareños contra el Ministerio de Defensa británico para exigir la salida del sumergible de la bahía de Algeciras. La demanda la formalizó a título personal, pero está avalada por la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar.La paradoja gibraltareña es que los que insultaban a Patricio González -a quien su escolta salvó de la ira de un manifestante ante la indiferencia de la policía del Peñón- están de acuerdo en su protesta contra la reparación del Tireless pero los recelos e inquina contra todo lo que huela a español, al menos a nivel oficial, son insoslayables entre una parte importante de la población gibraltareña.

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Los siete alcaldes del Campo de Gibraltar así como el presidente de la mancomunidad, Miguel Manella, y un pequeño grupo de representantes de la Plataforma Anti-Tireless se presentarán hoy en el Ministerio de Asuntos Exteriores y en la Embajada del Reino Unido para intentar transmitir personalmente sus quejas al primer ministro británico, Tony Blair. La intención de esos mandatarios locales es evitar una protesta en la que participen muchas personas, y limitarla al ámbito oficial, para que sea más fácil que Blair acepte recibirles.

La denuncia del alcalde de Algeciras -admitida ayer por los tribunales gibraltareños después de que la policía adujera que "tenía órdenes de no aceptarla"- se basa en el informe que el pasado 30 de agosto un grupo de expertos independientes entregó al Gobierno gibraltareño y en el que, a pesar de dar su beneplácito a que las reparaciones del sumergible de propulsión atómica se lleven a cabo en Gibraltar, mostró una serie de dudas. Tal y como figura en la denuncia, éste informe ya advirtió la posibilidad de que la grieta se extendiera a una mayor parte de las tuberías del circuito, lo que variaría la catalogación y duración de las reparaciones. Ese extremo fue admitido el pasado día 12 por las autoridades británicas, que ahora mismo intentan cuantificar el alcance del daño para ver qué camino toman en las reparaciones. Según algunos expertos, este fallo, supuestamente debido a la denominada fatiga de los materiales, podría suponer un nuevo y severo golpe a las industrias aeronavales británicas, ya que el diseño de Rolls Royce -cuya rama de motores de aviación construye los motores de los reactores supersónicos Concorde, sometidos a aseveras críticas tras el accidente de París- puede tener lagunas de cálculo. Por ejemplo, el Tireless abandonó los astilleros de Devonport en febrero de 1999, tras pasar una exhaustiva revisión y remodelación que duró casi un año. Por el momento, la Royal Navy ha ordenado que los siete submarinos de la clase Trafalgar, a la que pertenece el Tireless, y los cinco de la clase Swiftsure de su flota regresen a puerto para efectuar una nueva revisión, a la luz de los alarmantes datos de la avería del Tireless, con el que comparten diseño. Tan sólo está en el mar el submarino Triumph, pero ya tiene su proa enfilada hacia Devonport.

González también destaca que el informe resalta que la colonia no cumple las normas de seguridad británicas para este tipo de casos, y más si la avería es mayor aún que cuando la analizaron los expertos para elaborar el documento.

El ministro principal, Peter Caruana, recibió ayer el segundo informe de su comité de expertos. Una representación de éstos visitó el submarino el pasado fin de semana. Por el momento, Caruana no ha realizado ningún comentario. Fuentes de la oposición gibraltareña aseguran que el ministro principal está a la espera de rentabilizar políticamente el suceso y, tal y como sucedió con el primer informe, tomarse su tiempo para ofrecer una postura oficial. Una de sus bazas políticas más anheladas es que los gibraltareños puedan votar en futuras elecciones europeas.

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