La tromba de agua desborda un pantano en Castellón y obliga a evacuar a cientos de personas
El pantano de María Cristina, en la localidad castellonense de L'Alcora, no aguantó las intensas lluvias caídas ayer por cuarto día consecutivo en la costa mediterránea y se desbordó. Al igual que sucedió de madrugada en algunos puntos de Tarragona, donde el Ebro rebasó su cauce, el pánico se instaló en los vecinos. Cientos de personas fueron evacuadas en el municipio de Almassora y en Sagunto (Valencia), por miedo a que se desbordase el río Palancia. El caos fue total en muchas ciudades, entre ellas Valencia, no hubo clase en infinidad de pueblos y un centenar de tramos de carreteras, entre ellos la autopista que une la capital valenciana con Madrid, quedaron cortados, y muchos ciudadanos, aislados.
Desalojo en Sagunto
El fantasma de la rotura de la presa de Tous en 1982, que anegó la comarca de la Ribera y causó nueve muertos, planeó sobre La Plana de Castellón durante largas horas. A ese miedo contribuía el hecho de que las riadas han acabado desde el sábado con la vida de cinco personas y continuaba la búsqueda infructuosa de los tres desaparecidos, dos niños y una mujer, en Tarragona y Murcia. Ayer seguía lloviendo y los ciudadanos de algunos municipios de Castellón y Valencia situados en las proximidades de embalses, ríos y barrancos veían cómo su capacidad se sobrepasaba en pocas horas. Pero fue en el pantano de María Cristina donde se produjo la situación más crítica. El pantano, con una capacidad de 19,6 hectómetros cúbicos, se desbordó. La alarma saltó por la mañana al desprenderse un taponamiento de una antigua salida de agua en la estructura de hormigón levantada en 1923 y reformada en los sesenta. Por ese agujero de un metro cuadrado, según técnicos del Ministerio de Medio Ambiente, el agua se escapaba a un ritmo de entre 10 y 15 metros cúbicos por segundo y unos 60 metros cúbicos por los aliviadores de la presa.
Pese a ello, a media tarde se desbordó y vertían a última hora de la tarde 700 metros cúbicos por segundo a la rambla de la Viuda, que absorbe 2.000 metros cúbicos por segundo, que se reducen a 1.600 en su confluencia con el río Mijares. Pese a que Medio Ambiente aseguraba que "en principio" no existía riesgo para la población, ante el riesgo de un reventón en las paredes del embalse fueron desalojadas 45 familias en la playa de Almassora; diversas alquerías de Burriana y viviendas próximas a la playa de Moncofa; así como varios polígonos industriales y dos urbanizaciones en Vila-real.
El secretario de Estado de Aguas y Costas, Pascual Fernández, se trasladó a Castellón y calificó la situación de preocupante, si bien aseguró que la presa aguantaría al igual que lo hizo en 1962 y 1969 cuando también se desbordó.
El consejero de Justicia y Administraciones Públicas de la Generalitat, Carlos González Cepeda, aseguró que estaba preparado el dispositivo por si fuese necesario desalojar Almassora (casi 17.000 habitantes). Su alcalde, Josep Lluís Agustí, explicó que se había alertado a los vecinos y se habían cortado todos los accesos a rieras, barrancos y ríos. En la misma presa se construyó una barrera de sacos de tierra de contención a 10 metros del perímetro. En la propia Almassora, efectivos de Protección Civil, Policía Local, Guardia Civil, Policía Nacional y Bomberos limpiaron las calles y se prepararon para un traslado masivo de la población a Castellón.
La situación de máxima alerta se repetía en torno al río Palancia, especialmente en Sagunto (Valencia, 57.000 habitantes) donde anoche se preparaban para trasladar a 2.500 personas. Desde primera hora de la mañana, el Ayuntamiento decretó máxima alerta. El agua provocó una grieta en el puente que comunica la localidad con Canet d'en Berenguer y quedó cortado al tráfico dejando algunos barrios costeros incomunicados. Tres barrios de Sagunto fueron evacuados y sus habitantes trasladados al centro cívico y a la Casa de la Juventud del Puerto de Sagunto. En el delta del río Palancia tuvo que ser rescatado un hombre 64 años.Asimismo, las localidades valencianas de Riba-roja (donde entre medianoche del lunes y las 16.00 de la tarde de ayer cayeron 111 litros por metro cuadrado), Aldaia, Quart de Poblet y Catarroja, quedaron convertidas en lodazales por el desborde del Barranco del Poyo, que inundó locales, arrastró vehículos e inutilizó carreteras y vías férreas.
La autovía que une la Comunidad Valenciana con Madrid A-3, quedó cortada en varios puntos, al igual que la N-340 y hasta un centenar de vías secundarias en Teruel, Tarragona, Castellón, Valencia, Murcia y Zaragoza.
El fluido eléctrico, los servicios de agua y de teléfono se vieron suspendidos por la lluvia en diferentes puntos, con especial incidencia en la provincia de Castellón. Además, las complicaciones provocaron también problemas en el tráfico ferroviario entre la Comunidad Valenciana y Cataluña y Madrid, en el aeropuerto valenciano de Manises, donde se rompió un muro y provocó la inundación del barrio de San Gerónimo.
Colegios, institutos y universidades se mantendrán hoy cerrados, por orden de la Consejería de Educación de la Comunidad Valenciana, pese a que el Instituto Nacional de Meteorología prevé que remitan las lluvias. Mientras, en Almería, en Murcia y en la cuenca del río Matarraña (Teruel) se recuperaba poco a poco la normalidad. No obstante Protección Civil sólo ha levantado la alerta en la provincia andaluza y la mantiene en Teruel, Tarragona, Lleida, Albacete, Cuenca, Alicante, Murcia, y Melilla.
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