Falsas acusaciones
Los distintos conflictos sufridos por la antigua Yugoslavia a lo largo de los últimos lustros han dado lugar a una abundante literatura, más o menos informada, más o menos seria, que en nuestro país, pese a su menor cantidad, ha estado a la altura de lo mejor publicado. Diferentes ensayos de corte académico o periodístico han servido, a quienes nos interesa por múltiples razones profundizar en estas cuestiones, para una mejor comprensión de lo ocurrido.Excepciones oportunistas tampoco han faltado. No deja de ser llamativo que alguien a quien fácilmente podría incluirse entre estas últimas, el actual eurodiputado José María Mendiluce, lance su artillería pesada acusando a quien más y mejor ha escrito, Carlos Taibo, sobre la zona balcánica. Acusa Mendiluce (Yugoslavia: dudas y certezas, EL PAÍS, 18 de octubre de 2000) a Taibo de saber mucho y no entender nada; mayor gravedad tiene, a mi juicio, el pasar por entendido, en provecho propio, careciendo de los mínimos conocimientos. Igualmente causa estupor comprobar cómo apoya sus argumentos sobre, al parecer, la inexistente crítica de Taibo al criminal Milosevic.
Cualquiera que haya leído alguno de los libros de Carlos Taibo puede comprobar por sí mismo la falacia de esta acusación. El último de los dedicados a esta zona lleva por título el de Ni OTAN ni Milosevic (Los Libros de la Catarata, 2000), a él me remito para quien quiera comprobar la firmeza en sus acusaciones contra Milosevic como genocida, a la vez que -quizá sea esto lo que impacienta a Mendiluce- sus críticas a la forma en que intervino la Alianza Atlántica en el conflicto. También el artículo de Taibo vilipendiado por Mendiluce aclara que la principal prioridad para Serbia es la de "cerrar la página de Milosevic" (El hervidero yugoslavo, EL PAÍS, 6 de octubre de 2000).
Quien ha construido buena parte de su carrera profesional y política adjudicándose medallas a título personal debería reflexionar seriamente sobre los méritos propios y ajenos antes de lanzar acusaciones mendaces que no se entienden sino como búsqueda de protagonismo. Aclara el señor Mendiluce su esperanza de no publicar en su periódico más artículos sobre el tema referido. Agradecidos de corazón, le deseamos los mayores éxitos en su faceta de novelista.- .
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