Conocer al vecino
Con un impresionante programa de actividades para dar a conocer la imagen del país en Madrid, el Gobierno de Lisboa ha intentado empezar a colmar un vacío: el que provoca el desconocimiento español sobre la tierra lusa y sus mujeres y hombres, en buena parte derivado de una España que ha pretendido vivir de espaldas a Portugal, y éste, otro tanto. Pero también los portugueses debían hacer el esfuerzo de darse mejor a conocer, especialmente en lo que el país tiene de nuevo y moderno. Dos semanas son insuficientes para tamaña tarea. Con 500 artistas o creadores en 60 actos, el programa Perfil de Portugal debería constituir un comienzo, y no sólo un punto de llegada, que ha de ser correspondido por España.La dinámica de la realidad está tomando la vez de las actitudes seculares. En el contexto de la integración europea, la interdependencia de ambos países ha llegado a unos límites insospechados hace relativamente pocos años. España es el primer cliente de Portugal, su primer suministrador, con inversiones estratégicas y con decisiones en un país que afectan al otro, como el Plan Hidrológico Nacional. Hasta un portugués como Figo se ha convertido en un elemento clave de discordia y rivalidad entre el Real Madrid y el Barça, no por su nacionalidad, sino por el arte de sus piernas.
Las relaciones entre Madrid y Lisboa nunca han sido mejores, lo que no quita para que tengan serios enfrentamientos en defensa de sus respectivos legítimos intereses cuando se trata de repartir las cartas del poder en la UE o por otros motivos. El perfil que presenta este Portugal -que es el de Saramago y el de Internet, pero también el de Pessoa- es el de un país y una sociedad que han cambiado tanto como España, aunque a menudo la sociedad española lo desconozca. Pues una característica de la desigual situación es que los portugueses saben más de España que los españoles de Portugal.
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