Al Gore sigue negándose a que Clinton aparezca en su campaña
Al Gore, pese a que George Bush empieza a consolidar una ligera ventaja en los sondeos, sigue negándose a utilizar a fondo el potencial electoral del que todavía es su jefe, Bill Clinton. "Ésta es una campaña que estoy librando por mí mismo, poniendo en juego mi persona, mis valores y mi visión de EE UU", declaró Gore el fin de semana. Su equipo confirmó que el candidato presidencial demócrata no tiene previsto comparecer junto a Clinton en ninguno de los actos públicos de las dos semanas que quedan para la cita con las urnas. Gore, además de insistir en que él quiere ganar solo esta batalla, argumenta que Clinton ya está bastante ocupado con asuntos de política interna y, sobre todo, con crisis internacionales como la de Oriente Próximo.
Esa diplomática explicación no puede ocultar el hecho de que Gore todavía no sabe si es bueno o malo para él asociarse demasiado con el actual inquilino de la Casa Blanca. Si el nivel de aprobación del trabajo de Clinton es alto entre sus compatriotas, el rechazo a su persona también se mantiene en los niveles elevados establecidos por el caso Lewinsky.
Muchos demócratas presionaron durante el fin de semana a Gore para que explote a fondo la enorme experiencia en campañas de Clinton en este último tramo de la carrera por la Casa Blanca. El presidente está ayudando a Gore pero de modo encubierto: recaudando fondos electorales, dando consejos a sus asesores y haciendo declaraciones por su cuenta contra Bush. Pero los demócratas, y el propio Clinton, querrían que los dos hombres comparecieran juntos, algo a lo que se resiste Gore.
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