España se suma al bloque de países europeos que establecen relaciones con Corea del Norte
España se sumó ayer al grupo de países comunitarios que decidieron establecer relaciones diplomáticas con Corea del Norte, el último fortín del estalinismo en el mundo, que, sin embargo, ha iniciado desde junio pasado su reconciliación con la capitalista y democrática Corea del Sur. El presidente José María Aznar afirmó que con esta iniciativa España tiene el propósito de "contribuir de forma significativa a los pasos dados" por el presidente surcoreano, Kim Dae-jung, para reencontrarse con su vecino del Norte tras medio siglo de hostilidad.
Después de que el Reino Unido y Alemania anunciasen el jueves en Seúl que habían decidido reconocer a la Corea comunista, Aznar se animó, aparentemente, a hacer otro tanto. Francia encabezó, en cambio, el grupo, cada vez más minoritario, de países de la Unión Europea que se resistían todavía a tomar esa iniciativa a causa, aparentemente, del carácter autoritario y agresivo del régimen norcoreano. El jefe del Gobierno español explicó que el propio presidente surcoreano, Kim Dae-jung, recientemente galardonado con el Premio Nobel de la Paz, así se lo había pedido en la entrevista que mantuvieron ayer por la tarde. España cuenta con un escaso despliegue diplomático en Asia y es, por tanto, improbable que abra por ahora una embajada en Pyongyang, la capital del Norte. Será en Singapur donde inaugure en el 2002 su próxima embajada, según reveló Aznar.
En los años setenta y ochenta, Corea del Norte quiso tener una presencia en Madrid y mantuvo abierta una representación ante la Organización Mundial de Turismo. Al no haber sido reconocida por España no podía disponer de una embajada. La crisis económica que empezó a padecer tras el desmoronamiento de la Unión Soviética le obligó a cerrar aquella representación. La cumbre de Seúl fue aprovechada por algunos ministros europeos de Asuntos Exteriores, como el francés Hubert Vedrine, para explicar a sus interlocutores asiáticos hasta qué punto los Quince estaban logrando coordinar su política exterior a través del español Javier Solana.
Presentó como un éxito que, por una vez, la UE estuviese exclusivamente representada por Solana en la cumbre de Sharm el Sheij, donde se reunieron la semana pasada palestinos e israelíes. Coincidiendo con este comentario de Vedrine se produjo la desordenada carrera comunitaria, encabezada por el Reino Unido, por reconocer a Corea del Norte. Algunos miembros de la UE, como Suecia y Dinamarca, ya tenían, sin embargo, desde hace muchos años relaciones con el régimen comunista, y otros, como Italia, las establecieron la pasada primavera, cuando se inició el deshielo entre las dos Coreas.
Derechos humanos
El desorden con el que están actuando los Quince disgustó a la actual presidencia francesa de la UE y dejó desolado al presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi. El presidente de Francia, Jacques Chirac, había recalcado ayer en un discurso que las relaciones de la UE con el régimen de Kim Jong-il debían "evolucionar en función de los progresos que hará en materia de derechos humanos y de no proliferación" de armas nucleares y misiles. Bélgica secundó la postura de Chirac. El régimen norcoreano es una mezcla de estalinismo y de culto exacerbado de la personalidad de su líder, el único dirigente comunista que heredó el cargo de su padre hace seis años. Las ONG de derechos humanos describen a Corea del Norte como el país más totalitario, en el que decenas de miles de personas trabajan en campos de concentración. La hambruna que padece desde 1996 ha causado además la muerte, según reconoce implícitamente Pyongyang, de unas 250.000 personas, aunque en Seúl se considera que esa cifra se queda muy corta.
A pesar de la grave crisis económica que sufre desde la desaparición de la Unión Soviética, Corea del Norte ha desarrollado un ambicioso programa nuclear, suspendido en 1994 tras obtener fuertes compensaciones de EE UU y Japón. Su principal fuente de divisas es ahora la fabricación y exportación de misiles de corto y medio alcance a países conflictivos como Siria, Libia e Irán. La descoordinación "no es un hecho positivo, pero es algo habitual" en la UE, comentó Prodi desilusionado. "No hemos logrado una política coordinada, pero lo estamos haciendo paso a paso", añadió.
El portavoz del Gobierno español, Pío Cabanillas, dio la impresión de compartir esta decepción cuando declaró ayer, poco antes de que Aznar hiciera su anuncio, que hubiese sido "bueno mantener la regla de la coordinación". Aquí "ha habido un intercambio de opiniones, pero al final los países toman la decisión que consideran más oportuna", comentó Aznar.
El ministro británico de Asuntos Exteriores, Robin Cook, sí hizo hincapié en que esta iniciativa "no significaba en ningún caso una aprobación de la conducta del régimen" norcoreano. Aznar anunció, por último, que hoy será nombrado al frente de la Fundación Asia Europa, que promueve la cooperación cultural entre ambos continentes, el diplomático español Delfín Colomé, actual embajador de España en Filipinas.
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