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Los socialistas reiteran su disposición a pactar con UPN cuestiones institucionales y presupuestarias

UPN y PSN coincidieron ayer en que sólo la colaboración institucional y presupuestaria de ambas fuerzas puede garantizar el reforzamiento del autogobierno, la mejora de su estado de bienestar y el mantenimiento de los excelentes índices de progreso económico de los que disfruta Navarra en la actualidad. De la larga y farragosa primera jornada del debate sobre el estado de la comunidad vivida ayer en el Parlamento navarro se pudo extraer una conclusión principal: los socialistas siguen dispuestos a dar un apoyo crítico al Ejecutivo regionalista presidido por Miguel Sanz.

No tan bien para todos

El secretario general del PSN, Juan José Lizarbe, exigió a su vez a Sanz "juego limpio". En contrapartida a la "clara y rotunda" apuesta del PSN por seguir consensuando con el Gobierno navarro las políticas económicas y sociales, Lizarbe le instó a que no ceda a la tentación de disolver anticipadamente el Parlamento para intentar resolver la situación su posición minoritaria y dependiente del apoyo socialista.Sanz tardó más de hora y media en desgranar los logros que el Ejecutivo de UPN se atribuye. Fue una visión "autocomplaciente" y "triunfalista", según la mayoría de los partidos de la oposición, y "alejada del sentimiento ciudadano", según el PSN, que aprovechó los buenos datos macroeconómicos esgrimidos por Sanz para asegurar que los impulsores y vigilantes de ese exitoso resultado han sido los socialistas.

Sanz no anunció novedad alguna en un debate celebrado por exigencia del PSN y que tenía un único antecedente en Navarra, el de 1989 bajo el mandato del socialista Gabriel Urralburu. Prometió que UPN seguirá bajando impuestos, afirmó que el pacto con el PSN es "garantía de estabilidad", repasó las transferencias de los últimos años y dijo que la marcha económica de Navarra, cuyo PIB está ya a la altura de la media de Unión Europea, demuestra que los agoreros se equivocaron a la hora de vaticinar su inviabilidad económica como comunidad diferenciada.

Equilibrio presupuestario, bienestar social, inversión tecnológica, televisión propia, energías renovables y grandes infraestructuras en marcha fueron ejes del discurso presidencial, que defendió la necesidad de acudir a la financiación privada en algunos proyectos como "recurso imaginativo" para acelerar su desarrollo. "Convendría analizarlos sin prejuicios ideológicos", pidió Sanz. Los socialistas, firmemente opuestos a la idea, le replicaron que sólo la posibilidad de tener que acudir a esa fuente de ingresos extrapresupuestaria demuestra la necesidad de abrir un debate en profundidad para garantizar la autosuficiencia financiera de Navarra en el siglo XXI.

Lizarbe exigió a UPN que consiga la cofinanciación del Estado para las grandes infraestructuras y le reprochó a Sanz haber descrito un panorama macroeconómico muy alejado del "sentir popular". "Ni todo va tan bien, ni va tan bien para todos como el señor presidente asegura", señaló Lizarbe, quien censuró la política gubernamental en empleo, vivienda, sanidad, educación o juventud.No hubo, por el contrario, grandes disensos entre los dos principales partidos (juntos suman 33 de los 50 escaños parlamentarios) en materia antiterrorista. La repulsa sin paliativos a a ETA y a cuantos la apoyan o justifican fue un criterio compartido. Sanz habló de "fenómeno anacrónico" y defendió la unidad de acción de los partidos políticos por encima de cualquier otro criterio.

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Por la tarde, Pernando Barrena (EH) fue extremadamente crítico con el PSN y UPN y con la utilidad del propio debate. Al igual que EH, José María Aierdi, de EA-PNV, criticó los intentos de UPN de recortar la presencia del euskera en los perfiles de trabajo de la Administración pública y de elaborar una ley lingüística propia para la Universidad Pública de Navarra para frenar la creciente demanda de estudios en euskera.

Félix Taberna (IU-EB) criticó la "autocomplacencia" de Sanz y su olvido de las desigualdades sociales existentes, y Juan Cruz Alli (CDN) consideró "muy injusta" su atribución de todos los éxitos y le acusó de tener una actitud sistemática de "desprecio" hacia el Parlamento. El portavoz de UPN, Alberto Catalán, cerró la jornada con una frase que refleja el espíritu de su partido en el debate: "En el fondo, las señoras marías y los señores pacos saben que Navarra está mucho mejor que hace unos años".

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