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La OSCE invita a Yugoslavia a regresar a Europa después de ocho años de exclusión

Crecen las voces que exigen la dimisión de Milosevic dentro de su propio partido

La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) ha invitado a Yugoslavia a incorporarse a sus filas y recuperar así el lugar que ocupaba cuando quedó excluida, en 1992, por la guerra de Bosnia. Es un nuevo espaldarazo para la democratización de Yugoslavia tras la victoria del presidente Vojislav Kostunica. Al mismo tiempo, crecen las voces de militantes y antiguos dirigentes del Partido Socialista de Serbia (PSP) que exigen la dimisión de su presidente, Slobodan Milosevic, y de los dirigentes responsables del desastre electoral del 24 de septiembre.

La actual presidenta de la OSCE, la ministra de Exteriores de Austria, Benita Ferrero-Waldner, escribió una carta a Kostunica para ofrecerle el retorno a la familia democrática, de la que salió expulsada Yugoslavia con motivo de la guerra de Bosnia hace ahora ocho años. Escribe Ferrero: "El cambio democrático ocurrido en Yugoslavia ofrece ahora la esperada posibilidad de establecer nuevas relaciones". La invitación plantea el problema de solucionar la cuestión de que la actual Yugoslavia, reducida a Serbia y Montenegro, no se puede considerar sucesora de la antigua, que agrupaba a las seis repúblicas escindidas en la década de los noventa. No obstante, Ferrero expresa la satisfacción por recibir a Kostunica en la cumbre de la OSCE, que se celebrará en Viena el 27 de noviembre.Continúa a todo gas el tira y afloja para la formación del Gobierno federal de Yugoslavia y del Gobierno transitorio de Serbia, cuyo Parlamento se reunirá mañana sábado para aprobar las nuevas normas electorales de la elección del 23 de diciembre. La lucha política interna por ocupar el máximo de parcelas de poder no cesa. En Serbia está casi lista la formación del Gobierno transitorio. La Oposición Democrática de Serbia (DOS), coalición vencedora el 24 de septiembre, ha señalado como objetivos para este Gobierno de dos meses, hasta las elecciones del 23 de diciembre, conseguir tres objetivos básicos para la sufrida población de Serbia: asegurar el abastecimiento de comida, calefacción y medicamentos. Nada más y nada menos ante un invierno que empezó a insinuarse ayer en Belgrado con un primer día frío y crudo. El SPS de Milosevic ocupará el cargo de primer ministro de Serbia en ese Gobierno y se busca un personaje de ese partido que no despierte mucha aversión. Sería un político no muy comprometido con el régimen de Milosevic, aceptable para esa gran coalición con la DOS y los populistas del Movimiento Serbio de Renovación (SPO) de Vuk Draskovic. Tampoco quiere el SPS sacar un conejo desconocido de la chistera, porque esto equivaldría a la capitulación del viejo liderazgo.

Crisis en el SPS

El SPS de Milosevic se encuentra en plena crisis. Por doquier surgen las voces de los que reclaman la dimisión del actual cogollo dirigente, incluido Milosevic. Desde su refugio de Dedinje, el barrio residencial de Belgrado, Milosevic todavía mueve los hilos, aunque por todas partes le crecen los enanos y cada vez tiene menos poder. Contra Milosevic y sus secuaces más próximos se levantan las voces de veteranos socialistas del SPS, purgados en el pasado; de los indignados contra el maridaje entre el SPS y la neocomunista Izquierda Comunista Yugoslava (JUL) de su mujer Mira Markovic; de los partidarios de una reconversión del SPS en un partido socialista moderno, según el modelo de otros países del antiguo socialismo real, que han cosechado éxitos electorales como en la vecina Croacia o en Polonia, y de organizaciones locales de los más diversos puntos de Serbia, que exigen responsabilidades a los culpables del desastre electoral.Como muestra de este clamor contra Milosevic bastan un par de botones. La organización del SPS de Novi Sad, tercera ciudad de Serbia, reclama que se congelen todas las funciones de la dirección del partido hasta la celebración del congreso. El SPS tiene previsto un congreso extraordinario para el 25 de noviembre, pero los de Novi Sad quieren que se celebre antes del 10 de noviembre. Hace días el SPS de Nis, la segunda ciudad de Serbia, planteó exigencias similares.

Por su parte, Milorad Vucelic, un antiguo vicepresidente que se puede considerar como representante de los reaparecidos en el SPS, declara: "La mayor culpa del resultado catastrófico del SPS en las elecciones la tiene la dirección con su presidente a la cabeza. Todos los que tienen alguna responsabilidad están obligados a dimitir". Vucelic los acusa de haber perdido el contacto con la realidad.

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