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UNA FUSIÓN POLÉMICA

Las instituciones vascas, inquietas por la fiscalidad y las inversiones

La fusión entre las eléctricas Endesa e Iberdrola ha tocado la fibra sensible de una parte de los vascos. Euskadi se queda sin eléctrica y sin la sede social de una de sus dos empresas emblemáticas. La otra es el BBVA. Precisamente el voto contrario a la fusión del BBVA, primer accionista de Iberdrola con el 9,8% del capital, y de la Bilbao Bizkaia Kutxa (BBK), el tercero con el 6%, en el consejo de administración de la eléctrica del martes es la excusa perfecta para que todo el mundo vea fantasmas. Las instituciones vascas ven un perjuicio fiscal y un riesgo en las inversiones energéticas en las que participa Iberdrola: la planta regasificadora, la central de ciclo combinado y la planta IGCC de Petronor. Todas suman una inversión de 255.000 millones de pesetas.Sobre el PNV, Eusko Alkartasuna y las instituciones que estos partidos dirigen, esencialmente el Gobierno vasco y la Diputación de Vizcaya, planea la idea de que la fusión tiene un componente político. Ayer Josu Bergara, diputado general de Vizcaya, territorio donde Iberdrola tiene su sede social, volvió a mostrar esta inquietud y manifestó su "preocupación por el impacto que la fusión pudiera tener en la fiscalidad".

Alianza temporal

La alianza entre la banca vasca y la política es temporal. Ni siquiera los intereses de la dos entidades financieras son comunes. A ninguna de las dos les gustó el procedimiento de aprobación en el consejo de administración de la eléctrica. Fuentes de la BBK aseguraron que hubo un cierta precipitación y unos documentos no del todo claros. José Ignacio Berroeta, presidente de esta caja, desde el primer momento expresó su apoyo a la fusión si salvarguardaba los intereses de Vizcaya. Y éstos no son otros que los proyectos energéticos, cuyo futuro no está del todo claro.En todo este marsamo político empresarial vasco el interés común de Bergara, el PNV y Berroeta son los proyectos energéticos. Iñigo Oriol, presidente de Iberdrola, aseguró anteayer que la central de ciclo combinado del Puerto de Bilbao (Bahía Bizkaia Electricidad) se desarrollará. Sin embargo, no dejó claro si la planta regasificadora (Bahía Bizkaia Gas), asociada a este proyecto, saldrá adelante. En ambos Iberdrola está asociado al Ente Vasco de Energía (EVE), dependiente del Gobierno vasco, a BP-Amoco y a Repsol YPF. Su realización supondría una inversión de 95.000 millones de pesetas. El Gobierno vasco los hará con o sin Iberdrola.

Problema aparte es el de la planta IGCC para la generación de electricidad con los residuos de la refinería de Petronor en Muskiz (Vizcaya). Precisa una inversión de 161.000 millones de pesetas y su futuro depende, en palabras de Oriol, de su viabilidad.

La otra gran preocupación, expresada ayer por la patronal vasca, Confebask, es que se pierda el carácter tractor que Iberdrola había tenido para la industria vasca.

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