Maragall afirma que Cataluña tiene agua suficiente para 30 años sin recurrir a un trasvase

Ni el Ebro ni el Ródano: la solución a los problemas de agua para los próximos 30 años la tiene Cataluña en sus propios recursos hídricos. El PSC-CpC considera que la escasez de agua se puede resolver sin los grandes trasvases planteados en la propuesta de Plan Hidrológico Nacional y duda que el Ebro deba ser la única fuente de la que se abastezca el resto del territorio. "El río Ebro no puede ser la solución del agua de toda España", afirmó el líder de la formación socialista, Pasqual Maragall, ayer en Solsona.

El trasvase del Ródano no se descarta, pero para los socialistas no es una solución inmediata ni la más adecuada porque contradice los acuerdos de Río de Janeiro, en los que se establece la necesidad de evitar el transporte de energías y de buscar autorregulaciones. Ayer el presidente del grupo parlamentario Socialistes-Ciutadans pel Canvi, Pasqual Maragall, explicó sus soluciones al problema y propuso un pacto catalán del agua durante una visita al pantano de la Llosa de Cavall (Solsonès).Maragall pasó de la posición crítica a la exposición propositiva y aseguró que el agua de Cataluña está garantizada para los próximos 30 años si se hace una inversión de algo más de 80.000 millones (frente a los 183.000 que supone la propuesta del Plan Hidrológico Nacional) destinada a utilizar mejor los recursos actuales entre cuencas fluviales, a la construcción de dos plantas de desalinización de agua marina (una en la costa de Girona y otra en la costa Tarragona), a la reutilización de aguas procedentes de plantas depuradoras y a la construcción de una canalización directa desde el pantano de la Llosa de Cavall hasta Barcelona para salvar dos puntos de salinización del Cardener (afluente del Llobregat), en Cardona y Súria, que no han quedado resueltos a pesar de haber construido un colector de agua salada de 90 kilómetros. Los trasvases sólo se plantean como solución última en la propuesta socialista, y en el caso de admitirlos, deberían ser mucho menores que los previstos, y el reparto, más equitativo hacia Cataluña y Levante.

Necesidades mínimas

Las cifras que barajan los socialistas catalanes indican que la necesidad inmediata mínima es de unos 100 hectómetros cúbicos de agua y la máxima de unos 300. La propuesta que expuso Maragall aporta una garantía de agua de 215 hectómetros cúbicos (80 procedentes de dos plantas de desalinización, 55 de la reutilización de aguas depuradas, 50 del pantano de la Llosa de Cavall y entre 30 y 60 de los excedentes de los minitrasvases).Maragall admitió que con estas medidas se resuelve el problema catalán, aunque no aportan la solución a un problema global para el conjunto del Estado, para lo que reclamó un análisis más detallado de los usos actuales y las necesidades futuras de cada zona. "Las posibilidades de reserva de agua para Cataluña con una gestión precisa son suficientes", afirmó Maragall, quien calificó el plan socialista de "absolutamente razonable".

Asimismo se mostró crítico con el planteamiento de la propuesta de trasvase de agua del Ebro y se preguntó si ésta no es una solución para no revisar prerrogativas y acuerdos anteriores sobre los ríos Tajo y Duero que el propio ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, "dice que son intocables". No quiso avanzar soluciones para el resto de España y lo justificó así: "No somos quién para decir qué deben hacer en Murcia o en Almería, pero sí que podemos exigir equidad".

"Nosotros ahorramos porque el precio del agua en Cataluña es alto ), y los otros no ", afirmó Maragall, quien aseguró que en Cataluña se ha sido más exigente en las políticas de racionalización del uso del agua que en el resto del Estado. "Creemos que así debe ser, pero nos preguntamos si todos lo son igual (...). Desearíamos saber que tienen el mismo esmero que nosotros", afirmó, y a partir de esta premisa Maragall se plantea hablar de concesiones de agua.

El líder socialista también propuso como soluciones para incluir en el Plan Hidrológico Nacional una mayor racionalización del consumo, la construcción de depuradoras, la aplicación de sistemas de riego modernos para ahorrar agua y la inclusión de políticas agrícolas ajustadas a las directivas europeas para evitar excedentes que no tendrán mercado. "Cataluña es una comunidad rica respecto a un país algo más pobre, España, y eso representa que nosotros siempre debemos enviar algo. ¿Lo tenemos que hacer también con el agua? Quizá hay otras aguas que se pueden aprovechar, quizá hay otras pautas de consumo que se pueden seguir, y si nosotros hacemos depuradoras, los otros también las deben hacer", insistió Maragall. En este sentido, recordó que la reserva de agua de Madrid es de 509 hectómetros cúbicos mientras que en Barcelona es de 209, y que el consumo es de 537 hectómetros cúbicos en Madrid y de 500 en la capital catalana.

El consejero de Medio Ambiente, Felip Puig, reaccionó ayer a las declaraciones de Maragall. No las descalificó por su contenido sino porque, dijo, "lo ha copiado" del Gobierno catalán.