CiU y el PP rompen el consenso político sobre el calendario del cableado de Cataluña

El consenso alcanzado por todas las fuerzas políticas del Parlament para impulsar el desarrollo de la sociedad de la información en Cataluña se ha roto. El calendario preciso que se había pactado para el despliegue del cable en las comarcas de Cataluña se convirtió ayer en papel mojado: CiU y el PP ya no apuestan por el año 2001 como plazo para este despliegue, lo que puede retardar la modernización que supone la implantación de la fibra óptica.

La comisión de la sociedad de la información del Parlament, creada en la presente legislatura, adoptó ayer su primera decisión sin que hubiera consenso entre todos los partidos.Con 14 votos en contra (los de CiU y el PP) y 11 a favor (los del resto de las fuerzas políticas), la comisión rechazó el primero de los dos puntos incluidos en una proposición no de ley -presentada por la diputada Pilar Díaz en nombre del grupo Socialistes-Ciutadans pel Canvi- en la que se instaba al Consell Executiu de la Generalitat a actuar para que el despliegue de infraestructuras de telecomunicaciones para las conexiones de banda ancha llegase a las capitales de comarca de Cataluña "en el plazo máximo de un año".

En cambio, se aprobó la voluntad de alcanzar un acuerdo con el consorcio de ayuntamientos Localret, que vela para que Cataluña no quede descolgada de las comunicaciones de banda ancha, con objeto de que este despliegue sea una realidad "en un plazo de tiempo prudente".

El compromiso de que el cable llegue a las capitales de comarca en el año 2001 está recogido en el Plan Estratégico para la Sociedad de la Información, ya que así lo acordaron Localret y el Centro de Telecomunicaciones de la Generalitat durante el proceso de privatización de Catalana de Telecomunicacions, el 75% de la cual está hoy en manos del operador Uni2 (al-pi). El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, ha reiterado más de una vez este compromiso a lo largo de los últimos meses.

Localret reaccionó ayer con "preocupación" ante el hecho de que el calendario haya quedado desbaratado y se corra el riesgo de que "buena parte de Cataluña pierda el tren de la modernización".