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LA OFENSIVA TERRORISTA

Cientos de personas arropan a la familia Muñoz en el sepelio del coronel asesinado

Numerosos rostros populares del flamenco y la canción acompañaron ayer en su dolor a la familia del coronel médico Antonio Muñoz Cariñanos, el hombre que cuidaba de muchas de las voces más famosas de la escena española. El duelo por el militar asesinado se inició ante el Instituto Anatómico Forense a las nueve de la mañana. A la una, el cortejo se trasladó a la capilla del acuartelamiento donde ejercía el coronel, que fue luego enterrado en Gines, el pueblo sevillano donde vivía.

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Capilla ardiente

El calor sofocante que hizo ayer en la capital andaluza no arredró a los centenares de personas que se concentraron espontáneamente en distintos puntos de la ciudad para ver pasar el cortejo y mostrar su pésame a la familia del militar asesinado y su repulsa por el crimen. Desde las nueve de la mañana hasta pasado el mediodía, los amigos de Muñoz Cariñanos fueron llegando al Instituto Anatómico Forense.Allí estaban los hijos del coronel, esperando a que se fueran sucediendo los capítulos del duelo. Primero, la autopsia; después el velatorio. Funeral y entierro. Macarena, la hija mayor, en avanzado estado de gestación, mostró una gran entereza durante toda la jornada, algo que no consiguieron los dos hijos menores, Pablo, licenciado en Medicina, y Antonio, de siete años.

También lloraron los famosos pacientes del médico: "No hay un solo artista que no esté triste. Era una persona entrañable, pero no sólo con los que cantan", dijo la bailaora Cristina Hoyos. Temprano habían llegado también Isabel Pantoja y Chiquetete, mudos, para decir adiós al que tantas veces les mimó la voz.

Claudio Mariscal, amigo íntimo de la víctima y popular presentador del programa de La 2 A su Salud, repetía palabras de dolor: "Era una persona, un médico y un profesor estupendo. Sentía que podía ser víctima pero creía que a él no le tocaría", lamentó.

El Cuerpo Nacional de Policía, que custodiaba la entrada al centro médico, rompió por un momento el duelo en la calle: los agentes obligaron a un conductor a salir de su coche con matrícula de Madrid; registraron el vehículo y comprobaron la documentación aportada por el joven. Después le dejaron marchar.

Con una corona de flores de la cantante María José Santiago y un aplauso de la gente concentrada arrancó el coche fúnebre hacia el acuartelamiento militar de Tablada, donde ejerció como otorrino el coronel. Estudiantes de Medicina observaron su marcha en silencio, con los brazos alzados y las manos enguantadas de blanco.

Pasada la una de la tarde el féretro y la caravana de coches de los familiares llegaron a la capilla ardiente entre aplausos. En la iglesia del cuartel de Tablada esperaban representantes de todas las fuerzas políticas y muchos famosos, amigos y pacientes del militar asesinado.El arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, fue el primero en salir de la capilla tras dar el pésame a la familia. Tras él, abandonaron el lugar el ministro de Defensa, Federico Trillo, el titular de Interior, Jaime Mayor Oreja, y el presidente andaluz, Manuel Chaves, junto a algunos miembros de su Gobierno.

El secretario general del PP, Javier Arenas, la presidenta de los populares andaluces, Teófila Martínez, y la ex alcaldesa de Sevilla Soledad Becerril también estuvieron allí. El alcalde de la ciudad, Alfredo Sánchez Monteseirín, y otros políticos andaluces mostraron su condolencia. Trillo impuso la Medalla al Mérito Aeronáutico a título póstumo al militar asesinado.

Bajo las gafas oscuras y sin maquillaje lloraba la cantante María del Monte. Y Pastora Soler. Los del Río, el humorista Paco Gandía y El Mani pasaban serios ante el féretro, custodiado por cuatro tenientes coroneles. Raphael y su esposa, Natalia Figueroa, viajaron a Sevilla para despedir a Muñoz Cariñanos, que fue médico del cantante.

El cantaor Pansequito volvió ayer a Tablada, pero esta vez no había flamenco ni copas. Recordó a Muñoz Cariñanos: "Cada vez que se despedía a algún militar aquí, o llegaba alguno nuevo, daba una fiesta y nos llamaba". El cantaor sevillano vive en Gines, donde el coronel médico tenía su chalé, justo al lado del colegio de su hijo.

En Gines fue enterrado por la tarde el coronel.Tras el funeral celebrado en la catedral de Sevilla, el féretro de Antonio Muñoz Cariñanos llegó a las 20.00 al pueblo del Aljarafe sevillano en el que residía desde hace 20 años. En la plaza de España, a los pies del Ayuntamiento y frente a la iglesia parroquial, esperaban al cortejo fúnebre toda la corporación municipal, con su alcalde, Francisco Muñoz Quirós, al frente, y el cura del pueblo, Juan María Cotán González.

Cotán rezó un breve responso ante los familiares del militar asesinado y los más de 500 vecinos reunidos en la plaza. Tras este breve acto, el cortejo llegó a las 20.10 al cementerio de San José, donde aguardaban otros 400 vecinos. La familia enterró al doctor Cariñanos en la más estricta intimidad.

El alcalde destacó la especial relación de Cariñanos con el pueblo. "El coronel nunca consideró a Gines como una ciudad dormitorio, sino que hacía mucha vida social en el pueblo. Prueba de esa especial vinculación es que su madre también está enterrada en el cementerio local", dijo Muñoz Quirós.

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