El niño que murió por la metadona que le dio su madre estaba bajo la tutela de su abuela
El Defensor del Menor solicita explicaciones al director de la Agencia Antidroga
La madre que el pasado martes supuestamente causó la muerte de su hijo, de 12 años, al darle una mezcla de metadona y barbitúricos para aliviarle el dolor de muelas había perdido la tutela de su niño. Un juez otorgó la patria potestad del menor a la abuela materna, supuestamente debido a la adicción a la heroína de la madre, Ana M., de 33 años. Ésta seguía tratamiento de desintoxicación con metadona para salir de la drogodependencia. El caso ha suscitado polémica acerca de los riesgos que afrontan los niños que conviven con padres drogadictos o ex drogadictos.
Retirada de la custodia
Israel falleció en la madrugada del miércoles tumbado en su cama. Antes de irse a dormir se quejaba de un intenso dolor de muelas. Su abuela Silvia le administró un fármaco cuya composición es similar a la del Voltarén. Como veía que el dolor no le remitía, la madre le dio al chiquillo otra pastilla, un Tranquimacín (un ansiolítico que se usa para calmar la ansiedad).A Ana M., la madre del niño, le llegó la hora de ingerir su dosis de metadona, un derivado del opio sustituto de la heroína que toman los toxicómanos para calmar el síndrome de abstinencia. No se tomó toda la dosis, sino que reservó un sorbo a su pequeño, que aún seguía con dolores.
Israel, finalmente, se durmió y nunca volvió a despertar. El cóctel de barbitúricos y metadona fue letal. El chiquillo "murió de una sobredosis. La combinación de los medicamentos con la metadona le provocó una depresión en el sistema nervioso central que le hizo entrar en parada respiratoria", explican fuentes sanitarias.
La abuela fue a despertar al chiquillo y lo encontró sin vida. La madre fue detenida horas después, acusada de homicidio por imprudencia. Declaró en comisaría que desconocía los efectos que provocaba la mezcla de barbitúricos con la metadona. Estaba destrozada por lo ocurrido. Posteriormente, el juez decretó su puesta en libertad, con la obligación de que comparezca semanalmente.
Israel estaba bajo la tutela de su abuela materna, según aseguraron ayer fuentes de la Agencia Antidroga de la Comunidad. El padre del menor, que también era consumidor de drogas, falleció hace aproximadamente siete años, según indicaron varios vecinos del inmueble de la calle de los Hermanos García Noblejas donde vivía el niño con su abuela materna. El abuelo materno del pequeño falleció unos años antes que su yerno debido a una enfermedad, según los vecinos.
La madre y la abuela del menor fallecido están tan afectadas por el trágico suceso que no han tenido ánimo suficiente para asistir al entierro del niño, celebrado en Carabanchel.
El caso ha originado una nueva polémica. El Defensor del Menor de la Comunidad, Francisco Javier Urra, tras calificar el suceso de "gravísimo" y afirmar que Israel fue víctima de "una situación desgraciada", mantiene que sería más favorable separar al niño o la niña de sus padres mientras dure el periodo de desintoxicación.
Para profundizar en las raíces del asunto y prevenir accidentes semejantes, Urra envió el pasado viernes un escrito a la Agencia Antidroga de Madrid requiriendo información acerca de la situación doméstica en la que conviven los hijos de toxicómanos o de alcohólicos con sus padres.
En concreto, Urra quiere averiguar si los menores corren o no algún riesgo añadido por el tratamiento de desintoxicación al que están sometidos sus padres. El Defensor del Menor ha solicitado al director de la Agencia Antidroga, José Cabrera, cifras concretas: "Quiero saber cuántos padres que reciben metadona tienen los hijos a su cargo y si se informa de cada uno de estos casos al Instituto Madrileño del Menor y la Familia" (IMMF).
Visto lo ocurrido, Urra propone una medida drástica: que se retire temporalmente la custodia de los hijos a aquellos padres que estén bajo tratamiento de desintoxicación, ya sean alcohólicos o drogodependientes. Cree que sería provechoso tanto para unos como para otros. "Por un lado, se conseguiría alejar al menor de cualquier posibilidad de peligro vinculado con el tratamiento farmacológico que sigue su padre o madre. Por otro, aquel progenitor al que le retiren temporalmente la custodia de su hijo tiene un acicate más, una motivación más, para curarse, limpiarse de su drogadicción. Por supuesto, una vez curado recuperaría de inmediato la patria potestad del pequeño", explica el Defensor.Y Urra va más allá aún. Para tener un mayor control de la situación familiar en estos casos concretos propone que "los asistentes sociales realicen una estrecha vigilancia de la situación doméstica y la convivencia entre padres toxicómanos en tratamiento y sus hijos".
El gerente de la Agencia Antidroga, José Cabrera, asegura que los centros de atención integral a drogodependientes (CAID) -que dependen de la Consejería de Sanidad- ya comunican al Instituto Madrileño del Menor y la Familia aquellos casos en los que un drogodependiente en tratamiento de metadona tiene hijos. Esta comunicación se hace para que esta institución, dependiente de la Consejería de Servicios Sociales, adopte las medidas que considere oportunas.
Cabrera discrepa de Urra y afirma que el hecho de que un hombre o una mujer estén en tratamiento de desintoxicación con metadona no es motivo suficiente para quitarles la patria potestad de su hijo. "No se debe criminalizar a estas personas", afirma. Según el director de la Agencia Antidroga, en la actualidad hay 8.000 toxicómanos acogidos a un programa de desintoxicación con metadona, de los que alrededor del 60% toma esta sustancia en su casa, "sobre todo durante los fines de semana".
El gerente de la Agencia Antidroga advierte de que en España hay 30.000 personas "normales" que toman psicofármacos y "muchos de ellos también tienen hijos, lo cual, evidentemente, provoca también una situación de riesgo". Y, sin embargo, nadie repara en este hecho.
El caso de Israel tiene dos precedentes durante el último cuatrienio, según Urra. El más reciente fue el de un niño de tres años que fue atendido en junio de 1999 en el hospital Reina Sofía de Córdoba tras ingerir una pastilla de metadona. El médico de guardia denunció el caso y los padres fueron detenidos.
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