Kostunica asegura a la UE que acepta un referéndum sobre el futuro de Montenegro

El estreno internacional de Vojislav Kostunica ha sido al más alto nivel. El nuevo presidente yugoslavo recibió ayer en Biarritz el espaldarazo institucional de la UE. En su primera visita al exterior, Kostunica almorzó con los líderes de los Quince, que le dedicaron un caluroso aplauso. Después, ante el presidente y el primer ministro de Francia, Jacques Chirac y Lionel Jospin, dijo estar dispuesto a organizar un referéndum para decidir el futuro de Montenegro -"respetaré el resultado"-, y que Serbia acabará siendo "la garantía para la paz en los Balcanes".

Vestido con traje gris y corbata azul, el nuevo presidente yugoslavo acudió a la localidad francesa pese a los problemas internos en Serbia que, según señaló, están en vías de "normalización" como lo probaba el hecho de haber podido viajar. Se dio un cortés apretón de manos con Javier Solana, el hombre que dio la orden de bombardear Yugoslavia, pero no dejó que ese momento quedara registrado por las cámaras.Su principal mensaje consistió en hacer profesión de democracia y europeísmo. "Somos parte de Europa", insistió, "miembros de la familia democrática". También Chirac saludó el retorno de Yugoslavia "a la casa europea" y afirmó que Kostunica "encarna" ese regreso a la democracia que se ha producido "gracias al esfuerzo del pueblo", mientras Jospin lo calificó de "símbolo de la Europa reunificada en torno a unos valores comunes".

Ante los periodistas, el líder yugoslavo respondió con aplomo a las cuestiones más espinosas para él, como las relativas al futuro de Montenegro y Kosovo desde su posición de nacionalista. "Yo soy serbio y hablo como tal", empezó diciendo, para luego suavizar el discurso hasta señalar que "ser demócrata es respetar a las minorías" y que es "presidente de todas las comunidades de la federación" yugoslava. No sólo eso: Kostunica señaló también que él respeta los acuerdos de Dayton (que pusieron fin a la guerra de Bosnia) y la resolución 1.244 de la ONU (la puesta de Kosovo bajo supervisión de Naciones Unidas, que a su vez puso la zona bajo la seguridad de la OTAN).

Pero el líder serbio fue más lejos y no descartó la posibilidad de organizar un referéndum sobre el futuro de Montenegro. "Respetaré el resultado", precisó, "si los ciudadanos de Montenegro deciden no seguir en la actual situación". Sin embargo, Kostunica no llegó a dejar claro si el referéndum se haría sólo en Montenegro, como mencionó una vez, o si la consulta podría realizarse en Montenegro y Serbia, hipótesis que también citó.

Kostunica cuestionó el propio nombre actual de su país: República Federal de Yugoslavia. Para él, esa denominación podía ser lógica en el pasado, cuando Croacia, Eslovenia, Macedonia y Bosnia formaban parte de la federación. Ahora, admite que el nuevo nombre podría ser el de "Serbia y Montenegro", siempre y cuando el anunciado referéndum fuera favorable a su permanencia en la actual federación.

Kostunica, que insistió en que antes de fin de año habrá nuevas elecciones, se refirió también al futuro del ex presidente Slobodan Milosevic, de quien afirmó que "pierde influencia día tras días, hora tras hora, incluso en su partido". Pero no quiso comprometerse a llevar a Milosevic ante los tribunales, tampoco al Tribunal Internacional de La Haya, porque la prioridad ahora es acabar con la precariedad económica del país: "Existe la obligación de cooperar con el tribunal, pero ésa no puede ser nuestra prioridad ahora".

Un periodista recordó al presidente yugoslavo los bombardeos aliados del año pasado. "Hay cosas difíciles de olvidar", respondió Kostunica, quien, sin embargo, agregó enseguida que Serbia ya estaba destrozada antes de iniciarse los bombardeos, sobre todo en el terreno económico.

En su almuerzo con los líderes europeos, el líder serbio comentó que sus objetivos son consolidar el Estado de derecho, formar Gobierno y solucionar problemas territoriales. "Tenemos tres constituciones: la Constitución, Dayton y la Resolución 1.244", comentó a los Quince, a quienes les aseguró que él nunca entendió como una injerencia las sanciones impuestas por la UE a Yugoslavia y levantadas casi en su totalidad esta misma semana.