El fondo del álbum
El primer parque para bodas ofrece en Bilbao un escenario con lagos, góndolas y caballos
No importa que la mayoría de las parejas ya no se unan hasta que las muerte les separe. Ni que, en muchos casos, pasado el tiempo, deseen arrancar del álbum las fotos de la boda. Cuando llega el día más feliz de sus vidas, el reportaje fotográfico que inmortalice la fecha es siempre un acontecimiento. Para que lo sea de verdad, se ha abierto este mes un parque nupcial en las laderas del monte Artxanda, el primero en el País Vasco.Con una extensión de 12.000 metros cuadrados levantada para ayudar a cumplir las fantasías de las parejas más exigentes, cuenta con un lago, una góndola, cisnes, guacamayos, calesas, caballos, cigüeñas, palomas y grullas. Todo un ambiente hollywoodense en Bilbao. "Llevamos muchos años trabajando con novios y nos dimos cuenta de que se quejaban de que siempre se hacían las fotos en el mismo sitio. Así que, pensamos en crear un parque con una veintena de motivos diferentes para que se pudieran hacer los reportajes fotográficos con más glamour", explica Itziar Leguina, responsable del proyecto, que ha sido promovido por su padre, el propietario del restaurante bilbaíno Casa Vasca y de un establecimiento de trajes de ceremonias, que ha invertido cien millones de pesetas en el novedoso parque.
En las pocas semanas que lleva abierto ya se han fotografiado varias parejas de recién casados y son una centena las que actualmente engrosan la lista de espera. Entre los futuros novios los hay de todos los gustos y edades. Así, mientras algunos desechan montarse a caballo como si de una maldición se tratara, la mayoría sueña con montar a lomos de un animal o en calesa como una noble de postín. "A muchas mujeres lo que más les gusta es ir vestida de novia en calesa o a caballo, porque ven que las famosas lo hacen así, pero alguna nos ha dicho que ni loca", señala Leguina.
En el parque de Artxanda no habrá problemas de aglomeración para fotografiarse, aunque sea el mes de mayo. Todo está diseñado y preparado para que cada pareja tenga su espacio en solitario y pose ante la cámara cuantas veces quiera. Personal del jardín dirigirá sus pasos para que, como en los cuentos, el final sea feliz. Ni siquiera la lluvia será una amenaza. "Debajo de las pérgolas se pueden hacer unas fotos muy bonitas. También vamos a habilitar una zona cubierta en la terraza. Pero casi nunca llueve tanto", dice Leguina. Y si ocurre, tampoco será un inconveniente, porque como en las películas, las tomas, en este caso fotografías, se pueden repetir. ¿Que las inclemencias meteorológicas amenazan con anegar el día más esperado? Pues los novios posponen la sesión fotográfica para un día de sol. Se vestirán de nuevo y posarán felices.
El parque tendría más posibilidades si la burocracia no frustrara algunos sueños, como el de casarse entre los árboles y junto al estanque, no sólo fotografiarse, pero, el traslado de sacerdotes, concejales o jueces es imposible. Entonces sí que sería como Hollywood.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.