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El comité de París del RPR expulsa hoy de sus filas a Jean Tiberi

El Comité Departamental parisiense de la neogaullista Unión para la República (RPR) ordenará hoy la expulsión de Jean Tiberi del partido. El alcalde de París y hasta hace poco máximo responsable de ese comité podrá entonces presentar un recurso ante un Comité Nacional del partido para que, el día 24, la máxima instancia del RPR tome la decisión de apartarle definitivamente de la organización chiraquiana.

Esta noticia, de naturaleza política, se mezcla con otra de carácter judicial: la confirmación del procesamiento de Tiberi por "complicidad en tráfico de influencias" en el caso conocido como el de los HLM de París, uno de los tres principales en que aparece implicada la figura del alcalde. Son dos malas noticias para Jean Tiberi, candidato a su propia sucesión en las elecciones municipales de 2001, enfrentado a Philippe Séguin, candidato oficial del RPR. Tiberi amenaza no sólo con dividir y robar votos a la derecha, sino también, y eso es lo peor, con seguir desprestigiándola filtrando revelaciones que cuestionan la figura del presidente de la República, Jacques Chirac -¡y también la del propio Séguin!-, al explicar que el Ayuntamiento de la capital sirvió, durante muchos años, para financiar el RPR y las ambiciones presidenciales de quien fue su alcalde entre 1977 y 1995.

Tiberi está en la actualidad envuelto en tres grandes sumarios. El de los HLM se refiere a los apartamentos de protección oficial que el municipio atribuía a personas dispuestas a militar en el RPR y a aportar sus votos a sus candidatos; otro sumario es el de los falsos electores, el de las más de 7.000 personas inscritas en la circunscripción de Tiberi sin nunca haber vivido realmente en él; el tercero es el de los contratos con ciertas empresas de trabajos públicos que pagaban comisiones al RPR para hacerse con concursos trucados.

Chirac, al corriente

Al margen del nivel de implicación de Tiberi en los tres sumarios, lo más grave es que el aún alcalde parece saber también hasta qué punto el presidente Jacques Chirac estaba al corriente, se beneficiaba, impulsaba o dirigía estas prácticas. El reciente escándalo del vídeo grabado por el promotor ya fallecido Jean-Claude Méry, y difundido póstumamente, ha confirmado que hoy Tiberi, sin ser inocente, es sobre todo el chivo expiatorio de lo que antes hicieron otros. Y él no quiere abandonar sin lucha el que considera su Ayuntamiento. No en vano, le permite manejar un presupuesto anual que equivale a 800.000 millones de pesetas, mandar sobre 40.000 funcionarios, disponer de un despacho de 180 metros cuadrados con vistas sobre el Sena, dirigir un servicio de comunicación de casi 100 personas, poder repartir subvenciones a más de 3.000 asociaciones o prestar 100 coches oficiales con gasolina gratuita a quienes estima sus fieles.

Sin capacidad real para ser reelegido, es probable que Tiberi tenga en sus manos, además de la oportunidad de hacer ganar a la izquierda en una ciudad de derechas como París, la de hacer muy difícil que Chirac pueda volver a presentarse a la elección para la presidencia de la República.

Todo el mundo se rio de él; se le humilló en tanto que mera sombra servicial del gran Jacques parecía un simple y oscuro hombre del aparato. Y ahora él saborea lo que habría que bautizar como la venganza del segundón. De ahí que sonriera al saber que la justicia había desestimado su recurso: "Da igual. Eso no cambia nada en mi voluntad de ser candidato. Un día todo el mundo sabrá la verdad. Muy pronto", aseguró. ¿Un deseo o una amenaza?

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