Un juez obliga a Ford a revisar 1,7 millones de vehículos en EE UU
A la compañía automovilística Ford se le acumulan los problemas. La investigación del Congreso de los Estados Unidos sobre algunos de sus modelos, equipados con neumáticos defectuosos fabricados por Firestone, parecía lo peor que podía ocurrirle al segundo fabricante mundial de automóviles. Pero ayer se complicaron mucho más las cosas: en una decisión sin precedentes, un juez de California ordenó la revisión de hasta 1,7 millones de coches producidos por Ford durante casi dos décadas.
El juez considera que Ford ocultó a sus clientes que el sistema de arranque era defectuoso, y podía causar la parada del motor a altas velocidades. Nunca, hasta ayer, un juez norteamericano había adoptado una medida tan severa contra una empresa automovilística. La decisión afecta a los modelos fabricados en EE UU, distintos a los que Ford fabrica en Europa. El juez Michael Ballachey, del condado californiano de Alameda, consideró que su decisión era "imprescindible" para garantizar la seguridad de los conductores. "Este caso se refiere a la ocultación de un problema peligroso", afirmó Ballachey al anunciar la orden, "y no hay otra alternativa".
El juez ya previno en agosto a los abogados de Ford de que estudiaba la posibilidad de retirar del mercado todos los productos presuntamente defectuosos, con la intención de que la empresa asumiera de forma voluntaria algún tipo de sustitución. Su advertencia no tuvo éxito. La decisión judicial respondió a una demanda presentada por un grupo de propietarios de coches Ford, en nombre de 3,5 millones de antiguos y actuales propietarios. Según la demanda, los vehículos se calaban porque el mecanismo de ignición estaba colocado en un lugar inapropiado (en el distribuidor, justo encima del motor) y demasiado expuesto al calor.
Más demandas
Ballachey señaló, en su orden, que entre 1983 y 1995 Ford había vendido hasta 23 millones de vehículos en Estados Unidos con el mecanismo defectuoso. Demandas similares están pendientes de sentencia en los estados de Alabama, Maryland, Illinois, Tennessee y Washington. Los abogados de Ford insistieron ayer en que no existía ningún problema de seguridad. Pero el juez prefirió creer en un documento de la propia empresa, redactado por uno de los ingenieros de Ford, en el cual se reconocía que el mecanismo de encendido estaba sometido a temperaturas excesivas y que tendería a fallar, causando la parada del motor.
En el mismo documento se estimaba que corregir la colocación del mecanismo supuestamente defectuoso no costaría más de cuatro dólares por automóvil. Ford no quiso hacer cálculos de urgencia sobre cuánto podría costar la operación de cambio. Pero ya en 1986, cuando se plantearon las demandas, encargó un estudio confidencial para averiguar cuánto costaría sustituir las piezas en EE UU.
El coste, según el estudio, rondaría los 300 millones de dólares (unos 57.000 millones de pesetas). El Centro para la Seguridad Automovilística, un organismo independiente de California, estimó ayer que la operación, circunscrita al mercado californiano, no costaría menos de 125 millones de dólares.
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