Las cárceles de Milosevic empiezan a abrir sus puertas
La caída de Slobodan Milosevic ha significado recuperar la libertad para varias personas, encarceladas en las mazmorras del régimen despótico. Los primeros en disfrutar de la libertad, tras la rebelión popular del 5 de octubre, fueron dos británicos y un canadiense, apresados por la policía militar del Ejército de Yugoslavia en Montenegro, cuando regresaban a Kosovo, donde trabajaban unos en funciones policiales y otros de ayuda. Acusados de entrada ilegal en Yugoslavia y de tenencia de explosivos, el pasado domingo un diplomático del Reino Unido consiguió convencer al fiscal militar de que los tiempos han cambiado y más valía ponerlos en libertad. Tres de los presos quedaron en libertad y se espera que pronto corra la misma suerte el cuarto, un canadiense.El lunes quedaron en libertad cuatro holandeses, detenidos a finales de julio bajo la acusación de pretender, nada menos, secuestrar a Milosevic para llevarlo al Tribunal Penal Internacional de crímenes de guerra de La Haya. Según denunció el ahora cesante ministro de Información de Yugoslavia, Goran Matic, un experto en toda clase de conspiraciones internacionales contra el régimen caído, los holandeses tenían un plan alternativo: decapitar a Milosevic y llevar su cabeza al tribunal de La Haya para cobrar la recompensa.
El periodista democrático Miroslav Filipovic, del diario opositor Danas y colaborador de la agencia France Presse, salió ayer de la cárcel después de 144 días. Filipovic estaba acusado de "espionaje y difundir noticias falsas".
Peor suerte parece haber corrido el ex presidente de Serbia, Ivan Stambolic, el hombre que en su día aupó a Milosevic hacia su carrera política y que desapareció en Belgrado el pasado 25 de agosto. El Ministerio de Justicia de Serbia declaró que Stambolic, en contra de informaciones que circularon estos días, no se encuentra en ninguna de las cárceles del país.
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