_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Derecho a un pequeño plagio

JOSÉ LUIS MERINOLa exposición de Matta en la galería Juan Manuel Lumbreras de Bilbao (Henao, 3) merece la pena calificarse de gran acontecimiento. Debe agradecerse al galerista el esfuerzo que ha hecho para llevarla a cabo. Roberto Matta Echaurren aparece en los más enjundiosos libros de arte de manera destacada. Él es una figura mundial.

Este artista nació en Santiago de Chile en 1911. Graduado arquitecto a los 21 años, trabajó como delineante en el estudio de Le Corbusier. En su estadía en Nueva York (de 1939 a 1948), dado su talante expansivo, y un puntito predicador, logró influir en el pintor Arshile Gorky (y éste influyó más tarde en Willem de Kooning). En esa época Matta realizaba sus primeros escarceos por el surrealismo. A estas obras, el artista chileno las llamó "morfologías psicológicas". Lo que representaban eran imágenes del inconsciente formuladas a través de composiciones automáticas, cuyos resultados se cifraban en objetos no determinados de apariencia como amebas o insectos.

Más tarde, las figuras antropomórficas recorrían vertiginosas por un espacio multidimensional, entremezclándose con máquinas de futuros mundos flotando sobre planos transparentes, cuando no surgían planos geométricos flotantes de vidrio. Sin datar fecha concreta, Matta se inició en el estudio profundo de la iconografía precolombina de México, en tanto activaba para sí la afición al coleccionismo de esculturas africanas.

Lo que hasta aquí no ha sido más que un sucinto, y probablemente torpe, esbozo de su andadura artística, nos gustaría que pueda servir, siquiera de tenue manera, a quienes se pongan por primera vez frente a la obra mattiana. De entrada, se advierte que estamos frente a obras bastante recientes, algunas firmadas en 1999. Ahí encontraremos al Matta de siempre, con sus mundos mezclados. En algunas obras se alternan los mundos estelares con el mundo subacuático. En otras, su bestiario particular permanece ungido de erotismo. Figuras de ídolos y dioses surgidos de distintas geografías, tanto precolombinas como hindúes, pululan por los cuadros, al tiempo que grafías producidas por frottages se alejan de esos temas narrativos para vivir en la obra de forma autónoma.

El repertorio mostrado es amplio. Hay obras al óleo sobre tela y obras al óleo sobre papel entelado, como hay obras sobre ese papel entelado trabajadas con óleo y acrílico, y otras con óleo y pastel. Para que el enriquecimiento exhibiente sea mayor, Matta ha enviado acuarelas, grabados, cerámicas y esculturas. Sin duda, todo ello explica el carácter vitalista de este artista de renombre universal.

Si alguien dijera que estas obras no enseñan nada nuevo que no sepamos ya del Matta conocido, se le podrá dar la razón, mas recordando que la gran mayoría de artistas, coronados por la crítica oficial -cegata casi siempre y en ocasiones venal-, a los pocos años de encontrar una fórmula, se pasan el resto de la vida imitándose a sí mismos. Al fin y al cabo, a Roberto Matta Echaurren le sobra por edad y magisterio derecho a plagiarse un poco o un mucho. ¿O no?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Con interés de incentivar a los espectadores, y para procolar a favor del artista chileno, transcribimos un par de soplos que emitieron André Breton y Marcel Duchamp, nada menos, en 1939 y 1946, respectivamente: "Cada uno de los cuadros que Matta ha pintado es una perla que se convierte en bola de nieve, en la que se incorporan todos los fulgores tanto físicos como mentales" (Breton). "Matta siguió a los físicos modernos en la búsqueda de su nuevo espacio, espacio que, a pesar de describirse en la tela, no debía ser confundido con una nueva ilusión tridimensional". (Duchamp).

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_