El centro de Jerez se vuelve a convertir en hipódromo en las Fiestas de Otoño
La tradición hípica de Jerez, el espectáculo medieval de las carreras de caballos en el casco urbano y el acontecimiento popular se mezclaron ayer durante unas horas en la céntrica plaza del Arenal jerezana, convertida en hipódromo un año más para la ocasión.El evento, incluido en el programa de las Fiestas de Otoño de la localidad, obligó a cambiar por completo la fisonomía del lugar, tarea para la que se utilizaron varias toneladas de arena sobre el asfalto, gradas con capacidad para casi 3.000 personas, banderines decorando farolas y fachadas, y vallas de seguridad para el público a pie de pista.
Los caballos cruzados sólo tomaron parte en las tres primeras carreras, mientras que las dos últimas se reservaron para los ejemplares árabes y anglo-árabes. Un total de 14 cuadras, cuyos caballos y jinetes se han entrenado en unas instalaciones de alto rendimiento, estuvieron presentes en estas peculiares carreras.
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