Símbolos
JUVENAL SOTO
El Partido Popular anda buscando un símbolo para Málaga. Puesto a buscar, al PP le bastaría con echar una mirada frente a sus propias narices. Seguro que halla algo. Pero si ni siquiera mirando es capaz de ver el PP lo que contemplamos, indignados y divertidos y atónitos, los ciudadanos de Málaga, quizás convenga recordarles a los populares algunos monumentos emblemáticos de esta ciudad que la representan ya mundialmente con bastante exactitud. Es más, no me explico cómo el PP no cae en la cuenta de que han sido afiliados suyos los creadores de esos símbolos que definen lo que es Málaga desde que el partido Popular asumiera la responsabilidad de administrarla políticamente.
Juan Manuel Moreno Bonilla, secretario nacional de Nuevas Generaciones del PP, hace una propuesta de símbolo cuya naturaleza ignoro si es generacional entre los populares. Se inclina el mozo por la posibilidad de que un arco, semejante a la carantamaula que ilustra la feria de agosto, puesto en la entrada del Puerto o en la calle Larios encarne la imagen de "Málaga como referente de sí misma" -son palabras del mozo-, como si el mejor referente engendrado para simbolizar la Málaga del PP no fuese, ahora mismo, el Palacio Municipal de los Deportes. Semejante chapuza ha conseguido representar a la Málaga de los populares incluso en Internet (véase la biografía de Villalobos en www.buscabiografias.com), de modo que más valía que Moreno Bonilla no se ponga rubio ni pálido ni lívido de pensar en posibles motivos ornamentales para una ciudad que ha sido descomunalmente estafada a cuenta del mamarracho deportivo.
No obstante, si el PP buscase para Málaga un símbolo más acorde con lo que ese partido representa de hecho en esta ciudad, bastaría con una foto: la de cualquiera de los miles de chuchos que, alentados por sus dueños o de motu propio, cagan en ríadas por las calles de Málaga a todas horas sin que autoridad municipal alguna evite que la mierda canina sea, hoy por hoy, el elemento más ornamental y frecuente en las calles malagueñas. Y si aún así el PP no estimase que la cagarruta perruna simboliza cuanto a Málaga y a lo malagueño aporta esa organización política, quizás pudiera sopesar la posibilidad de otra fotografía: la de una zanja interrumpiendo durante meses y meses el tránsito y la paciencia de los ciudadanos malagueños.
No se echen las manos al cabezón ni el PP ni Moreno Bonilla ni nadie a cuenta de mis sugerencias. Los habitantes de Málaga todavía no nos hemos echado ni siquiera a la calle por cualquiera de los tres símbolos que yo propongo, por más que continuemos esperando que alguien del PP nos explique a cuánto asciende la factura total del Palacio Municipal de los Deportes, o por qué una empresa, la misma casi siempre, cava y cava una y otra vez la misma zanja sin concurso público que la termine de tapar.
¿No son del gusto del PP los monumentos que él mismo ha erigido como símbolos de Málaga? Por si la respuesta fuera negativa, le regaleré otra sugerencia: el frangollo en el que a Málaga tiene sumida la Gerencia Municipal de Urbanismo. ¿Concreto más? Échele un ojo el PP al lance llamado Condeureña 75. Ése es su símbolo.
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