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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

¡Venga!

A la tendencia española a no disculparse, no agradecer, tutear sin medida ni clemencia, no pedir favores por favor u ordenar sin paliativos se ha añadido un nuevo indicador del relegamiento de la expresión cortés: el éxito del ubicuo y neurótico ¡venga!, que ha pasado de ser un imperativo gramaticalizado que incitaba a la acción, a suplantar, con inmunidad por ahora sólo europea, el espacio semántico de enunciados típicos de acuerdo, agradecimiento y despedida, con el empobrecimiento lingüístico que ello conlleva.Así, oímos de continuo parejas adyacentes como las que siguen: "A las ocho entonces". "¡Venga!" / "Gracias". "¡Venga!" /. "Hasta luego". "¡Venga!", aun cuando tanto esa interjección como su colateral ¡vamos!, no desempeñen originalmente tales funciones, sino que, como escribe Henk Haverkate en su libro sobre la cortesía verbal "enfatizan el deseo del hablante de que el oyente modifique su comportamiento de acuerdo con lo expresado por el contenido proposicional" ("Venga, bébete ya la leche". "Vamos, no te lo tomes tan a pecho"). De ahí que este venga apócrifo, usurpador de toda una serie de intenciones comunicativas de signo cortés, contenga un matiz agresivo, de exigencia abrupta, descortés por tanto. Su filiación es rabiosamente moderna, su aire, enérgico y apremiante, ajustado a la franja de edad y el estilo de vida de sus introductores: estudiantes y jóvenes profesionales. El español de América no lo registra aún. Dios salve a América.- .

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